Recordando a las primeras víctimas de ETA y los GRAPO
El azar logra a veces que una misma fecha sea origen de la fatalidad. Este 2 de agosto se cumplen 46 y 39 años de los primeros asesinatos por ETA y los GRAPO, respectivamente. Entre un suceso y otro transcurrieron siete años.
El dos de agosto de 1968, tres etarras esperaron a Melitón Manzanas frente a su domicilio y acabaron con él disparándole por la espalda. Fue la primera víctima de la banda en un atentado premeditado y planificado. Aunque, ese mismo año, ETA había asesinado al Guardia Civil José Pardines, en un tiroteo en un control de tráfico en Villabona, Guipúzcoa. Y 8 años antes, una bomba en la estación de ferrocarril de Amara, en San Sebastián, acabó con la vida de la pequeña Begoña Ustarroz, de tan sólo 22 meses.
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Manzanas era el jefe de la Brigada Politico Social de San Sebastián. Fallecía a los 59 años, estaba casado y tenía una hija. Era considerado como uno de los símbolos de la represión franquista, por lo que su muerte generó mucha controversia. Tras el atentado se abrió una época de dura represión, con numerosas detenciones que culminaron en el conocido proceso de Burgos, donde fueron condenados a muerte 6 hombres, que acabarían siendo indultados por la presión internacional.
La polémica por su asesinato se reabrió años después, con la entrega de la Gran Cruz De la Real Orden de Reconocimiento Civil a las víctimas del Terrorismo a Manzanas por parte del gobierno de José María Aznar en 2001. Todos los grupos de la oposición criticaron la decisión, e incluso sindicatos, el PNV y la Asociación de Abogados Demócratas Europeos presentaron recursos ante el Supremo. Finalmente, en 2002 la Comisión de Justicia e Interior del Congreso aprobó por unanimidad reformar la ley para que no pudieran ser condecoradas las personas con comportamientos contrarios a la Constitución.
También un 2 de agosto, pero de 1975, perdió la vida la primera víctima de los GRAPO, el Guardia Civil Casimiro Sánchez García. Tenía 44 años y era tiroteado a sangre fría cuando salía de cumplir servicio en el canódromo de Madrid, junto a otro compañero que resultó herido. Natural e Herreros de Suso, en Ávila, tan sólo llevaba un año destinado en la capital y dejaba esposa y cuatro hijos.
Sin embargo, poco trascendió de este crimen que hoy en día ocupa pequeñas reseñas en la historia de este grupo terrorista. Ni la propia banda cita esta acción concreta cuando habla de sus orígenes. Ya que toman su nombre de su primera acción organizada tras los fusilamientos del 27 de septiembre de aquel año: Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (GRAPO).
El azar de un día trágico
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