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Consejos para disfrutar del Oktoberfest (y no morir en el intento)

Quedan pocas horas para que el flamante alcalde de Munich, Dieter Reiter, haga la tradicional pincha del primer barril de cerveza que supone el pistoletazo de salida a la mayor fiesta de Alemania: el Oktoberfest. En su 180 aniversario, la gran orgia cervecística bávara se muestra más joven y radiante que nunca, muestra de ello son los cerca de siete millones de visitantes que pasarán por el Theresienwiese en las próximas dos semanas.

Para poder disfrutar al máximo de los embriagadores días en Munich, hemos preparado algunos consejos útiles para sacarle el máximo partido a una de las celebraciones europeas más legendarias.

1. Prever el viaje con tiempo

Una celebración tan masiva como el Oktoberfest que atrae cada año a más de siete millones de personas ha de preverse con tiempo. En estos días los precios de los hoteles, hostales y apartamentos se disparan y las compañías aéreas suben las tarifas hasta agotar existencias. No reservar los vuelos y los alojamientos con varios meses de antelación puede suponer quedarse fuera de la gran fiesta de Alemania, acabar durmiendo en la calle, o como mínimo sufrir un fuerte revés económico. 

Por todo esto es fundamental tener claras las fechas de celebración. ¡No hay que dejarse engañar!, el Oktoberfest da comienzo a mediados de septiembre y finaliza en octubre. El motivo por el que se llama Oktoberfest se debe a que su primera edición (1810) se celebró entre el 12 y el 17 de ese mes, con motivo del enlace matrimonial entre el príncipe Ludwing de Bavaria y Teresa de Sajonia-Hildburghausen, que a la postre dio origen a esta fiesta centenaria. Este año dará comienzo el sábado 20 de septiembre echando el cierre el 5 de octubre con el ya clásico Böllerschießen (saludo de cañón) en las escaleras de la estatua de Bavaria.

2. Vestir como un bávaro 

La mejor manera de pasar inadvertido por las carpas del Theresesienwiese, nombre que se le da al recinto en honor a Teresa de Sajonia—Hildburghausen, es adoptar la moda landhausmode. Esto consiste en alquilar un traje tradicional bávaro.

El lederhosen en el caso de los hombres, es decir: pantalones con tirantes (ya sean cortos o largos), la camisa blanca o de cuadros al estilo bávaro, el típico sombrero tirolés, las medias largas de lana, y los botines o zapatos de piel. En el caso de las féminas, el dirndl, un vestido con delantal que suele llevar telas con bordados tradicionales y que en ocasiones regala un escote muy generoso.

Eso sí, llevar el traje típico de la zona no significa que haya que tratar de imitar a los alemanes en todo. Un buen número de municheses beben cerveza a un ritmo infernal que puede dejar noqueado al turista más avezado a las primeras de cambio. Se estima que durante estas dos semanas se consumen 6,9 millones de litros de cerveza, por lo que conviene saber poner freno a tiempo si se quiere salir de las carpas con un poco de dignidad y sin un agujero económico de importancia (las jarras de un litro de cerveza cuestan entre 9,10-9,40 €).

3. Madrugar (no fiarse de los horarios oficiales de apertura de las carpas)

La entrada a las carpas es gratuita. Sin embargo, si se quieren evitar colas y disfrutar desde el primer momento de la fiesta, conviene presentarse en el recinto al menos dos horas antes de su apertura. Por norma general, los días laborables abren de 10 h a 22.30 h, mientras que los festivos lo hacen de 9 h a 22.30 h, salvo algunas excepciones como Käfer’s Wiesnschänke y Wine Tent que cierran a la una de la mañana. Además, estar allí pronto es la única manera de optar a un asiento en alguna de las mesas de madera; algo fundamental para dosificar esfuerzos ante el duro día que se presenta por delante.

Otra forma de asegurarse el acceso es mediante invitación, la cual se consigue contactando directamente con la organización de la carpa correspondiente. La presente edición contará con 14 carpas grandes y 20 pequeñas, habiendo solo asiento para unas 100.000 personas. Aún así, si la pereza se impone y al final no se logra entrar en las carpas, siempre quedarán el resto de biergartens de la ciudad, que durante estos días se engalanan y están bastante animados.

4. No olvidarse de comer

No solo de cerveza vive el hombre, y mucho menos en el Oktober. Si no se quiere acabar con una melopea escandalosa, se ha de estar al tanto del tema alimenticio y meter algo al estomago entre jarra y jarra. La gastronomía alemana es contundente y en las diferentes carpas y casetas se pueden encontrar platos con el suficiente aporte proteínico como para soliviantar los efectos del zumo de cebada.

El steckerfisch, un pescado a la parrilla típico de Baviera, es uno de los clásicos del festival. Se trata de una caballa que se sirve en un pincho que suele estar hervida con cerveza. No obstante, se venden otro tipo de pescados como el arenque, el salmón y el rodaballo, suelen estar ahumados y se sirven en escabeche o con especias.

Aquellos que sean más ‘carnivoros’  tienen en las wursts (salchichas) a sus grandes aliadas. Las hay de muy variados tipos: bratwurst, frankfurts, Weisswurst, Brühwurst o Pimmelwurst, la carne picada suele ir especiada y los métodos de preparación también son diversos (asadas, crudas, escaldadas…). No obstante, si se opta por darse un buen homenaje gastronómico la apuesta segura es el codillo de cerdo, uno de los platos más tradicionales de Alemania.

Acompañando a todo está el Pretzel, un pan horneado con forma de lazo que más que un alimento se ha convertido en uno de los símbolos del Oktoberfest

5. Dejarse envolver por un ambiente mágico

Por último, lo más importante de esta fiesta es dejarse llevar y disfrutar de un ambiente mágico. Entablar conversaciones con los vecinos de mesa, proponerles un prosit (brindis) y subirse a las mesas a cantar alguna de esas canciones populares alemanas o bávaras, que se tardan días, si no semanas, en borrar de la mente. Las más famosas: Viva Bavaria, Ein Prosit del Gemutlichkei o la divertidísima So ein Schöner Tag, con su pegadizo estribillo (und ich schwimm, schwimm, schwimm...).Está claro que en el Oktober el que no se lo pasa bien es porque no quiere.

Y es que aunque en España hay bastantes alternativas para disfrutar del Oktoberfest, lo cierto es que no hay nada como vivirlo en primera persona desde suelo alemán. Así que ya sabes... ¡reserva ya tus vacaciones en Alemania y apúntate a la fiesta más popular del país centroeuropeo!

 

 

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