5 ciudades subterráneas que se pueden visitar


A lo largo de la historia se han ido forjando una serie de laberintos de túneles bajo tierra en los que se ha desarrollado vida. Las ciudades subterráneas son el producto de la protección política, militar, medioambiental o climatológica. Lugares fascinantes, oscuros, cargados de leyendas, y que en su mayoría se pueden visitar. Recorremos cinco de las poblaciones subterráneas más interesantes del mundo.
En el estado de South Australia, en uno de los lugares más remotos y secos del país oceánico, se encuentra Coober Peddy, la ciudad subterránea más impresionante que se puede visitar hoy en día. Conocida como la capital mundial del ópalo, se comenzó a construir en 1915, cuando se encontraron los primeros minerales de este tipo. Las altas temperaturas obligaron a los mineros a ingeniárselas para poder sobrevivir, y es así como se fueron creando túneles con viviendas, comercios, hoteles, iglesias y hasta un cementerio. Ya son cerca de 3.000 personas las que viven bajo el polvo rojizo de un desierto del que se extrae el 70% de la producción mundial de ópalo.
De las 36 ciudades subterráneas abandonadas que se estima que hay en la Capadocia, Derinkuyu es la más profunda de todas con unos 85 metros de hondura. Situada unos 29 kilómetros al sur de Neveshir, su origen se remonta a la época de los hititas que excavaron la roca hasta formar este intrincado laberinto en el que en su día hubo dormitorios, almacenes, establos, bodegas, comedores e iglesias. Abierta al público en 1965, cuenta con 15.000 conductos de ventilación para proporcionar aire fresco al interior y más de 600 accesos desde el exterior. Sin embargo, los historiadores creen que nunca existió vida permanente en esta ciudad.
A escasos 15 kilómetros de la ciudad polaca de Cracovia se localiza está gran catedral subterránea de sal. Las minas de Wieliczka formaron parte de la primera selección de lugares Patrimonio de la Humanidad que confeccionó la UNESCO, allá por 1978. Y no fue casualidad. El interior de esta mina de sal impresiona. Un laberinto de galerías de más de 300 kilómetros de longitud, que alcanzan los 327 metros de profundidad y a lo largo de las cuales se van encontrados esculturas esculpidas al detalle que evocan la historia de la minería de sal desde el siglo XIII hasta nuestros días. Sin embargo, la visita se circunscribe a 3,5 kilómetros de galerías, durante los cuales se pasa por más de veinte cámaras y algunos lagos subterráneos. No obstante, la joya de la corona es Santa Kinga, una espectacular capilla de 54 metros de largo que está jalonada con hermosas esculturas de sal.
Unos 30 metros bajo el suelo de la campiña inglesa, en la localidad de Corsham, se encuentra uno de los secretos mejor guardados por el gobierno británico durante décadas: el búnker de Burlington. Construido a finales de la década de los cincuenta para proteger a los altos mandos del gobierno en caso de ataque nuclear, no se supo de su existencia hasta su desmantelamiento en el año 2004. Fue entonces cuando se descubrió una autentica ciudad subterránea de unos 150 km2, con cocinas, lavanderías, almacenes, un pub, un lago, y hasta un ramal ferroviario procedente de la línea Londres - Bristol pensado para evacuar a la familia real en caso de necesidad.
Llevado por la psicosis de un posible ataque nuclear por parte de la Unión Soviética, el presidente chino Mao Tse-Tung decidió crear un gigantesco laberinto de galerías de 30 kilómetros bajo el suelo de la capital china. Entre 1969 y 1979, cerca de 300.000 hombres trabajaron en la construcción de una ciudad subterránea de 85 km2 preparada para albergar a unas 300.000 personas. Olvidada durante más de dos décadas, los túneles fueron abiertos a los turistas en el año 2.000 siendo uno de los mejores reflejos para entender aquellos años de Guerra Fría en los que bullía la Revolución Cultural en China.




