Luis Enrique y el Madrid: ¿historia de un odio eterno?

El Clásico de este sábado vendrá acompañado, como en cada una de sus ediciones, de diferentes novedades. La baja de Bale, el debut de Luis Suárez, jugadores que se estrenan en este tipo de partidos, pero por encima de todo, habrá un reencuentro muy esperado. Luis Enrique ya visitó el templo blanco sentándose en el banquillo visitante, pero lo hizo defendiendo la zamarra celeste del Celta de Vigo, en esta ocasión vuelve a lo que un día fue su hogar y al que nunca volverá como hijo pródigo. Celebraciones, cánticos, palabras hirientes, gestos y goles, un cóctel perfecto para formar esta gran enemistad.

Dicen que del amor al odio hay un paso, sobre todo si los lazos entre las dos partes es muy fuerte. Luis Enrique tenía visos de triunfar en el Real Madrid: en sus inicios ya había sido rechazado por el FC Barcelona. Corría el año 88 y el asturiano se formaba en las filas del Sporting de Gijón, con el que acabaría dándose a conocer definitivamente en Primera a base de goles, además de ser el jugador que acabó con el récord de imbatibilidad de Abel.

Mendoza y su Madrid se fijaron en este chico que ambicionaba parecerse a Van Basten y no tardó en llegar su fichaje por el club. Durante cinco temporadas defendió el blanco madridista, en las cuales anotó un total de 18 goles en 209 partidos. El más recordado fue el cuarto tanto del partido en la manita ante el Barcelona.

Luis Enrique parecía sentir los colores por la forma de celebrar su gol, pero más allá de una noche mágica, el futbolista no estaba del todo contento en el Real Madrid. Atacante en sus orígenes, a menudo se vio obligado a jugar en la posición de lateral y algunos errores sobre el césped no pasaron por el exigente filtro del aficionado madridista. Cada vez eran más frecuentes los pitos hacia sus actuaciones, caldo de cultivo para su salida rumbo al FC Barcelona y traición para toda la parroquia blanca.

Sir Bobby Robson fue el primer técnico de ‘Lucho’ en su nuevo equipo y desde un primer momento gozó de la confianza del entrenador. En el año de su aterrizaje en la ciudad Condal consiguió anotar 17 goles en Liga, su mejor registro hasta el momento y, un año después, mejoró esa cifra, ya con Van Gaal en el banquillo, sumando un total de 25 tantos en todas las competiciones con el FC Barcelona.

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El propio Luis Enrique, recién llegado a Barcelona, señaló sentirse “raro de blanco”. “Creo que el color azulgrana me sienta mejor”, señalaba tras su fichaje. Para más inri con el respetable del Bernabéu, uno de los goles conseguidos frente al Real Madrid durante su carrera lo celebró de la misma manera -pero con camisetas cambiadas- que la de aquella noche del 5-0, agarrando su camiseta y mostrando a todos los espectadores el escudo de su equipo.

Las relaciones estaban completamente rotas y ya no había vuelta atrás, Luis Enrique jamás podría volver a ser madridista, algo que no parece molestarle: “para un jugador del Barça siempre es gratificante sentirse pitado en el Bernabéu”. Cada gol marcado al Madrid con la camiseta azulgrana ha supuesto una bofetada a una afición que le dedicó ciertos cánticos, calificados por el propio protagonista como poco originales. En total, disputó 14 Clásicos de Liga con el Barça como jugador, consiguiendo 6 victorias y 5 goles contra el máximo rival. Sumando ocho temporadas en el equipo catalán y retirándose del fútbol como jugador en la era Rijkaard.

Como entrenador, regresó al Santiago Bernabéu el día de Reyes, la temporada pasada, cayendo por 3-0 y su único regalo fue un desprecio más de la hinchada madridista que sigue sin perdonar lo que consideran una traición. El sábado, de vuelta en las filas del FC Barcelona y con la emoción del Clásico se espera un recibimiento similar, una vuelta al recuerdo de Amunike y una ocasión más para saldar deudas pendientes.