'El Rey', una serie que no incomodará a la Casa Real

Este próximo martes Telecinco estrena el primer episodio de los tres que componen 'El Rey', el biopic de Juan Carlos I. Es decir, una tv-movie o miniserie (denominación a gusto del consumidor) que pretende retratar la figura del, hasta hace unos meses, monarca y Jefe de Estado. Una ficción que, según afirman desde la productora, se ciñe al lado más humano del primer rey de la democracia española con el foco puesto en la relación con su padre, don Juan, y con Franco y el trono de telón de fondo. Una ficción que le da al stop en 1993 con la muerte del Conde de Barcelona y que se queda a medio camino de todo.

Su director, Norberto López ha explicado bien en la rueda de prensa cuál es el tono que se ha querido dar 'El Rey': "Desde un primer momento vi que era la historia de un padre y un hijo y lo quise contar desde ese punto de vista. Lo que buscaba era descubrir lo que habían podido sentir realmente Don Juan, su mujer y Juan Carlos". Y en eso se queda (tampoco lo consigue del todo) este primer biopic sobre la figura de Juan Carlos I, en una ficción centrada en los sentimientos y relaciones personales del protagonista que supedita a estos los acontecimientos históricos (usados más como elemento de ayuda narrativa que como centro de las tramas) de un espacio de la Historia reciente de España poco tratado en la ficción: los últimos años del franquismo y los primeros años de la democracia.

'El Rey' narra a través de 3 episodios de 75 minutos cada uno (que se emitirán en la noche de los martes) la vida de Juan Carlos de Borbón desde que con diez años abandona la residencia familiar en el exilio de Estoril para conocer a Franco y estudiar en España hasta que en 1993 muere su padre, el Conde de Barcelona, en un hospital de Pamplona. Así, las cámaras pasan por la niñez, la adolescencia y la madurez joven de un Juan Carlos que dejó de ser el hijo del rey sin corona para ser el sucesor de Franco (jurando los principios del Movimiento) y, finalmente, el gran baluarte de la llegada de la democracia a España.

Ese es el tono de 'El Rey' , una miniserie que no disgustará en Zarzuela pues el tratamiento y la imagen que se desprende de Juan Carlos I es, cuanto menos, inocua. No es que pretenda ensalzar el papel de este personaje en la Historia de España, simplemente se trata de una ficción a medio camino de todo salvada en parte desde la dirección y, sobre todo, por un reparto que, en líneas generales, está muy por encima del producto final.

Gran trabajo actoral

En ese reparto destaca especialmente José Luis García Pérez en el papel de don Juan. Lo interpreta con suma maestría de principio a fin. En el don Juan de Borbón de García Pérez se percibe el paso de los años, pero también el dolor de lo que él considera la traición de un hijo y, finalmente, la satisfacción de un deber cumplido con España pese a haber llevado a cabo el sacrificio de renunciar a algo que, por derecho sucesorio, le pertenecía.

El sacrificio como concepto que acompañará a Juan Carlos toda su vida es la premisa que articula el decepcionante guion de Antonio Mercero (hijo del mítico realizador y co-creador de la serie 'Hospital Central', de la misma productora). Sacrifico de niño, al no poder ser tratado como un niño más, a tener que soportar que sus maestros y compañeros le llamasen "Su Alteza" en lugar de "Juanito"; sacrificio de adolescente, al tener que renunciar a los típicos rolletes y amores de verano, al tener que formarse dentro de la disciplina militar; y sacrificio, el mayor, en la madurez, al tener que adoptar el papel de siervo de Franco y asumir su sucesión a sabiendas de que aquello sería un puñal que se clavaría en lo más hondo del corazón de su padre. Juan Carlos, ese hombre doliente y apegado al deber. Es la idealizada imagen de ese monarca tan explotada otrora.

Ni rastro de aspectos negativos en la figura de Juan Carlos I ni a nivel político ni a nivel personal más allá de su sumisión a la voluntad de Franco y de la compleja relación con su padre; dos aspectos que la serie sabe bien limar en su tramo final presentando a Juan Carlos como un demócrata convencido y como una hijo que ha sabido hacer las paces con un padre que ya no anhela reinar, sino tan solo ser padre y abuelo.

La ficción, producida por Videomedia, está protagonizada por Fernando Gil, en el papel de Juan Carlos adulto. Es el mismo actor que encarnó a Felipe de Borbón en la tv-movie, también de Telecinco, 'Felipe y Letizia' (2010), aquella parodia mala sobre los entonces Príncipes de Asturias. Gil ofrece una más que digna interpretación. Como bien ha explicado él (y siguiendo las indicaciones del director) han intentado huir de la imitación. Una de las más acertadas decisiones de todo el proyecto. La pareja que forma Gil junto a Cristina Brondo (en el papel de la reina Sofía) es del todo verosímil.

Patrick Criado ('Águila Roja', 'La Gran Familia Española') brinda en esta miniserie el que quizá es su mejor trabajo como actor. Probablemente, el joven actor no lo sepa, pero su interpretación de un Juan Carlos de Borbón en los años de la adolescencia roza la perfección dentro de lo exigible a un actor de su edad. Especialmente bien está Patrick al mostrar el terror y el dolor que debió provocar en el joven Juan Carlos el disparo que causó la muerte de su hermano Alfonso mientras ambos jugaban con una pistola en su residencia familiar (un suceso que en 'El Rey' se aborda con mucha tibieza y diplomacia). Y si ahí sabe vivir Patrick el lado más doliente del protagonista, igual consigue sacar el carácter más rebelde de un chico que, por mucha dinastía real a la que perteneciera, no dejaba de ser eso: un adolescente al que le gustaban las faldas y divertirse. Como a todos los de su edad.

El pequeño Enrique Aragonés se encarga de dar vida al Juan Carlos niño y se puede definir como más que meritoria su interpretación.

Entre los segundos espadas del reparto, Paco Merino no consigue hacerse con un Franco demasiado condescendiente en unas ocasiones y tremendamente ogro en otras. No le ayuda tampoco el tener que cargar con uno de los personajes peor dibujados sobre el papel; él, su esposa Carmen Polo y Arias Navarro son poco menos que caricaturas del imaginario popular: el viejo dictador obsesivo, la mujer mandona y el retrógrada leal. La simplificación de sus caracteres no ha sido un buen recurso en este caso.

Una serie que no rompe

Cabe poner en alerta al lector de este texto señalando que lo que la prensa ha podido visionar de 'El Rey' no son los 3 capítulos íntegros sino un montaje de 120 minutos que condensa la obra completa. Es posible que, como advierten desde Telecinco, esta circunstancia haya mermado puntos fuertes de la miniserie

Por lo visto en el visionado para prensa, 'El Rey' es una ficción carente de ritmo y desigual en él. Va, muy claramente, de más a menos resultando entretenida e interesante en su primer tercio y aburrida, monótona e insulsa en lo restante. Una sensación a la que ayuda una inexplicable iluminación cuando Juan Carlos llega a su mayoría de edad, más propia de series ambientadas en la actualidad que en una época donde aún vemos a Franco despachando sentencias de muerte.

Sí que merece destacar para bien el esfuerzo en vestuario y caracterización de 'El Rey', que junto con el trabajo de los actores, consigue hacer creíbles a los personajes.

Se echa en falta la presencia de más personajes. Cuesta creer que en casi medio siglo que abarca esta ficción, en la vida del futuro monarca tan solo sean relevantes su familia más próxima (padres, mujer e hijos), Franco y un par de asesores.

'El Rey' posee además un punto ventajista (el que da escribir la historia pasada desde el presente), tanto en su manera de narrar como en frases que van dejando los personajes y que hoy en día adquieren un doble sentido. Ese ventajismo lo descubrimos también en el tratamiento de hechos y personajes importantes en la Historia (como los últimos condenado a muerte del Franquismo o como Adolfo Suárez) que en la serie adquieren esa relevancia por arte de magia, sin contextualización alguna; tomando un atajo a sabiendas de que el espectador entenderá la magnitud de esos hechos y de esos personajes.

Tan plana, tan inocua, tan insulsa y tan sin saber qué quería ser (ni es una ficción sobre la dimensión política de Juan Carlos I ni sobre su dimensión personal) que 'El Rey' no molestará a ninguna dorada institución. Falta conocer si a la audiencia la decepciona o si el espectador compra este biopic Hacendado sobre el primer monarca de la democracia.