Simeone, el hombre que devolvió la identidad al Atlético de Madrid

Madrid

Tres años han pasado desde que el Cholo Simeone regresara al Atlético para escribir una de las páginas más vibrantes de la historia del club rojiblanco. El argentino llegó al Manzanares en diciembre de 2011, después de la debacle en la Copa ante el Albacete y con un equipo sin posibilidades de casi nada en la Liga. Esa temporada terminó en la quinta posición de la tabla y levantando el trofeo de la Europa League.

Lo que los aficionados del Atlético no sabían es que lo mejor estaba por llegar. Una Supercopa de Europa, una Copa del Rey, una Liga, una final de la Liga de Campeones y una Supercopa de España. Muchos logros en muy poco tiempo. La mejor racha del Atlético en toda su historia, solo comparable con la que sirvió para disputar la primera final de la Copa de Europa, una Copa de España y una Liga entre 1974 y 1977.

Nadie puede discutir que la clave de este Atlético es el mismo Simeone. La mejor prueba es que ha sido elegido por segundo año consecutivo mejor técnico de la Liga BBVA, a lo que se suma que este martes ha entrado en la preselección de diez técnicos que aspiran a ser elegidos como el mejor entrenador de la temporada pasada en la Gala del Balón de Oro.

Tampoco a nadie se le escapa cuál es el secreto del éxito del equipo: haber construido un bloque unido con una identidad que nadie pone en entredicho. El primer mandamiento obliga a cortocircuitar al rival en todas las parcelas del campo. El segundo, a aprovechar las ocasiones, sobre todo las que se presentan a balón parado.

"Nos gusta un equipo agresivo, un equipo fuerte, aguerrido, contragolpeador. Lo que nos llevó a los Atléticos a identificarnos con esta camiseta”, advertía el técnico argentino el día de su presentación como técnico rojiblanco. No mentía.

Hay más conceptos en el manual del ‘cholismo’ –término creado por Mario Torrejón-, pero el propio Simeone ha sido siempre el primero en resumirlos en una sola idea: el Atlético solo debe pensar “partido a partido”. Porque en la forma de trabajar no hay largo plazo. Al menos eso es lo que se quiere trasladar al exterior, a los medios, a los rivales, a la afición…

Simeone ha impulsado al Atlético con ese lema que hoy se escucha a los jugadores de otros equipos y a los deportistas de otras disciplinas. Es un concepto viejo, pero más de actualidad que nunca.

La gran dificultad que se le presenta ahora al argentino es mantener el compromiso del equipo y el idilio con la afición durante mucho tiempo. Y que todos ellos entiendan que no todos los años se puede ganar una Liga o llegar a una final de la Champions cuando se compite con el Real Madrid, el F.C. Barcelona, el Bayern y con cien equipos más que no han dejado de pensar en cómo contrarrestar la intensidad del Atlético.