Los peligros del dato de paro desestacionalizado
Esa cifra, considerada esencial por los expertos para un análisis fino, se utiliza políticamente para enmascarar los datos negativos y ocultar el drama del paro
La secretaria de Estado de Empleo, Engracia Hidalgo, y el secretario de Estado de Seguridad Social, Tomás Burgos, durante la rueda de prensa para valorar el paro registrado en octubre y la afiliación a la Seguridad Social. / Emilio Naranjo (EFE)
Madrid
El Gobierno se ha servido de un argumento para defender que la subida de paro de este mes de octubre mantiene la línea de mejora paulatina de las cifras de desempleo: el dato desestacionalizado, es decir, el que se obtiene eliminando los efectos de temporada, para apreciar el comportamiento de fondo del mercado de trabajo.
"Octubre es un mes complejo, y si uno elimina esta estacionalidad del mes de octubre, se ve que continúa la mejora del mercado laboral" ha dicho tras conocer los datos el ministro de Economía, Luis de Guindos. También los responsables del ministerio de Empleo han echado mano de este argumento a la hora de valorar las cifras. Y en efecto, si se aplica ese ajuste para desestacionalizar el dato, el desempleo se habría reducido en 19.393 personas, en vez de subir en 79.154. Sin embargo, hay una serie de razones que desaconsejan utilizar esta cifra para valorar el paro.
El inconveniente fundamental es que la desestacionalización es un ejercicio teórico; es decir, al margen de lo que hubiera sucedido si se eliminasen los efectos que tiene la estacionalidad en el empleo, el hecho es que casi 80.000 personas han pasado a engrosar las listas del paro. Vender los datos desestacionalizados como un triunfo, por tanto, supone ignorar la realidad dramática por la que están pasando decenas de miles de personas para centrarse en las tendencias profundas, invisibles en lo cotidiano, del mercado de trabajo.
Por otro lado, el dato desestacionalizado del mes de octubre es favorable, pero es peor que el del mes anterior: en septiembre, el paro desestacionalizado bajó en 33.127 personas. En Seguridad Social, lo mismo: el dato desestacionalizado arroja una subida de afiliación de 5.209 personas, el dato más flojo del año exceptuando el de agosto, y los datos de contratación desestacionalizados son también negativos: se firmaron 16.800 contratos menos en octubre que en septiembre. Así que si algo nos dicen los datos desestacionalizados (pero no aislados, sino en su contexto) es que el ritmo de reducción del desempleo y de recuperación del mercado de trabajo se está frenando, lo que podría señalar un enfriamiento de la economía.
Por último, en un mercado de trabajo tan estacional como el español, en el que los meses de verano son los más favorables y los de invierno los que peor se comportan, el dato desestacionalizado suele ir en sentido contrario al dato real, así que su uso, más que para arrojar luz sobre la marcha del empleo en España, suele ser el de arma arrojadiza contra el adversario político. Así, el Gobierno tiende a destacar el dato real en los meses buenos y el desestacionalizado en los malos, y la oposición suele hacer lo contrario. Ni que decir tiene que el uso de datos no homogéneos mes tras mes no da una fotografía fidedigna de lo que está ocurriendo, y por lo tanto mencionar sólo cuando conviene la cifra desestacionalizada no ayuda a comprender en qué situación económico-laboral se encuentra el país.
