La Real Sociedad resucita ante el Atlético de Madrid

Los vascos no son cualquier cosa, y cuando ganan lo hacen a lo grande. Esta temporada, sin ir más lejos, la Real Sociedad ha ganado solo dos partidos, al campeón de Champions y al campeón de Liga. Dos meses y medio habían pasado desde la única victoria txuri urdin en esta Liga, 4-2 al Real Madrid.

Anoeta recuperó esa mística de las grandes ocasiones, la que aparece cuando llega a San Sebastián un Real Madrid, un Barça o un Atlético. Los de Simeone estuvieron agitados durante todo el partido, imprecisos en defensa y sin presencia en el centro del campo. A pesar de ello aguantaron el empate hasta que Siqueira se fue a la calle al ver dos amarillas en cuatro minutos. La expulsión de zurdo terminó de sentenciar al Atlético, desesperado con la actuación arbitral.

Desde el primer minuto la Real de Santana -entrenador interino hasta la llegada de Moyes- aplicó al Atlético los principios del cholismo: intensidad, fuerza y pelea. Mucho toro para los campeones, que nunca estuvieron cómodos en el campo. A pesar de tal situación el Atlético demostró ser un grande cuando Raúl García puso un centro sin mirar que acabó en la pierna de Mandzukic. El croata empujó el balón y adelantó al Atlético en Anoeta a los diez minutos.

Poco le duró la alegría al equipo del Cholo. Solo cinco minutos más tarde empató una Real llena de todo el amor propio que le faltó en la época de Arrasate, despedido esta semana. El mexicano, clave para el funcionamiento de esta Real, se sacó un disparo de rosca que terminó en la red de Moyà.

A los 20 minutos el partido ya tenía 2 goles, ritmo, ocasiones, nervio y 5 amarillas. El árbitro Álvarez Izquierdo no estuvo a la altura de un partido de tanta categoría. Sus nervios desembocaron en un carrusel de tarjetas y algún fallo importante. Se tragó un penalti de Godín sobre Carlos Vela, que encima vio amarillo por simular supuestamente la caída.

La agitación y el extraño nerviosismo del Atlético se escenificó en Miranda, muy fallón y que estuvo a un paso de provocar un gol de la Real. El brasileño dio un pase desde el centro del campo para Moyà sin percatarse de que Agiirretxe, pura entrega, estaba en la línea de pase. El delantero vasco regateó al portero colchonero, pero cuando solo tenía que marcar apareció Godín de la nada para sacar la pelota de la línea de gol. Acción de mérito del uruguayo y exceso de confianza del ariete txuri urdin.

El Atlético recibió con los brazos abiertos el descanso, momento perfecto para bajar revoluciones de la Real y subir las suyas, algo flojas en el primer acto. Se excitó en exceso el vestuario rojiblanco, especialmente Siqueira, que en cuatro minutos vio dos amarillas y se fue a las duchas a pesar de las protestas de sus compañeros. Poco tuvo que gustar la falta de concentración de Siqueira al Cholo Simeone.

En su lugar entró Ansalid, que en el primer balón que puso encontró a Madnzukic, que resolvió a pocos centímetros del arco de Zubikarai. Ahí terminó el poder ofensivo del campeón de Liga, que bastante tuvo que con frenar las acomentidas locales, aupados por una afición entregada a pesar de los constantes sinsabores que ha dado la Real esta temporada.

El gol no tardó en llegar. Lo hizo, cómo no Agirretxe. El delantero voló para cazar por alto un pase perfecto de Zaldua. El remate fue perfecto y la alegría merecida para la Real, que tras ganar al Real Madrid volvió a quererse y a demostrar que tiene la capacidad de anular a todo un Atlético de Madrid.