EAJ-1
Dramatización de Juan Mayorga
Madrid
Con creciente entusiasmo, Mario tatarea la obertura de Tanhäuser, de Richard Wagner. Hasta que el timbre de la puerta le corta la euforia.
Mario- Vaya hombre, qué oportuno. Precisamente ahora. Pues no abro.
EAJ-1
05:45
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/000WB0335220141114101052/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Muy bajito, continúa tatareando la obertura. Pero el timbre vuelve a sonar, y con insistencia. Refunfuñando, Mario camina hasta la puerta.
Ya va, ya va. ¿Quién es?
Victoria- (Al otro lado de la puerta.) Doña Victoria.
Mario- ¿Doña Victoria? ¿Necesita algo?
Victoria- (Al otro lado.) Sí necesito, sí.
Mario- Es que… Tengo mucho trabajo, doña Victoria. Estoy preparando una conferencia.
Victoria- (Al otro lado.) Es urgente.
Mario- Me encantaría abrirla, pero no puedo. Estoy enfermo.
Victoria- (Al otro lado.) Es urgentísimo. ¡Grave!
Mario abre la puerta.
Victoria- Pero si está de etiqueta. ¿Va a salir con fiebre, con el frío que hace?
Mario- En mi casa visto como quiero, doña Victoria. No he dicho que tenga fiebre, es otra clase de enfermedad.
Victoria- Le he traído un bizcocho. Lo he hecho yo, de jengibre. ¿No va a invitarme a pasar al salón?
Mario- Mire, doña Victoria, ahora no puedo… Si le parece, en cuanto acabe de preparar mi conferencia… ¿Dónde va, doña Victoria? (Cierra la puerta.) ¡Vuelva aquí, doña Victoria!
Victoria- Ah, ahí estás.
Mario- ¿Está quién?
Victoria- Debajo de esa manta.
Mario- Pero ¿qué hace? ¡Deje esa manta ahí!
Victoria- Sé que hay debajo de esa manta, don Mario, sé muy bien qué hay debajo de esa manta.
Mario- Doña Victoria, sabe que yo le tengo mucho respeto, pero con todo el respeto que le tengo tengo que pedirle que salga de mi casa.
Victoria- Sé perfectamente qué hay debajo de esa manta. Hizo que se la subiesen de noche, ¿eh?, para que no nos enterásemos. Pero yo estaba mirando por la ventana y tuve una intuición: “En esa caja que están descargando hay una radio”. Lo que subieron aquellos dos muchachos es una radio y está debajo de esta manta.
Mario- No es una radio.
Victoria- La he oído desde la casa de don Enrique, por la pared, las emisiones de prueba.
Mario- No ha oído ninguna radio. Me habrá oído a mí, tengo la costumbre de hablar solo, desde pequeñito, me habrá oído preparando alguna conferencia.
Victoria- He oído la voz de María Sabater.
Mario- Bien, de acuerdo, es una radio, tengo una radio. Voy a enseñársela. Deje, ya retiro la manta yo, no toque, por favor, ¡que no toque! Ya la ha visto, la radio. Y ahora va a coger su bizcocho y va a hacerme el favor de…
Victoria- Hay una nueva emisora: EAJ1, Radio Barcelona. Comienza a emitir hoy, 14 de noviembre de 1924, a las seis y media, es decir, dentro de tres minutos.
Mario- Lo sé, la tengo sintonizada: EAJ1. ¿Y?
Victoria- He pensado que nos conocemos desde hace mucho, tantos años cruzándonos en esa escalera, “Buenos días, don Mario”, “Buenas tardes, doña Victoria”, he pensado que no le importaría que viniese a escuchar la boda.
Mario- ¿Qué?
Victoria- Lo tienen muy en secreto, la primera emisión. Pero yo sé de buena tinta, sé de muy buena tinta que para inaugurar la emisora van a retransmitir la boda de Guillermo de Hohenlohe y Tatiana de Augsburgo desde Montecarlo. Se casan en el exilio. Está todo el mundo loco por oír la boda.
Mario- No van a emitir ninguna boda, doña Victoria. Para inaugurar Radio Barcelona van a emitir el Tanhäuser, de Richard Wagner, desde el Liceo. Van a emitir el Tanhäuser y yo necesito que se vaya porque quiero oír el Tanhäuser solo. Necesito silencio absoluto. En general, necesito silencio absoluto, pero más tratándose del Tanhäuser.
Victoria- Van a emitir la boda, pero a mí no me importa oírla con usted.
Mario- Es la cosa más absurda que he oído. ¡Radiar una boda! ¿La novia vestirá de blanco? ¡No se puede radiar el blanco!
Suena el timbre de la puerta.
¿Y ahora quién demonios es?
Victoria- No abra.
Suena el timbre insistentemente.
Mario- (Resignado.) Ya va, ya va. ¿Quién?
Enrique- (Desde el otro lado.) Soy yo, don Mario, don Enrique. ¡Le traigo un puro! ¡Habano!
Mario abre la puerta.
Enrique- Hombre, si ya está ahí doña Victoria, qué guapa se ha puesto. Pues se va a llevar un chasco.
Mario- Pero ¿dónde cree que va? Pero qué falta de respeto. ¡Vuelva aquí!
Victoria- ¿Viene a oír la boda, don Enrique?
Enrique- No hay boda, era falso el rumor. Resulta que la primera emisión va a ser el Barcelona – Real Unión de Irún.
Victoria- Pero qué dice, hombre. Cómo van a radiar un partido del fútbol, qué ocurrencia.
Mario- Radiar un gol, qué disparate.
Enrique- Que sí, desde el Camp de Les Corts. Han puesto una antena de treinta metros.
Suena el timbre de la puerta, insistentemente.
Enrique- No abra, que he visto rondando a los mellizos del tercero.
Victoria- Mejor deje la puerta abierta, don Mario, si no quiere pasarse la boda yendo y viniendo. ¿Le parece que me siente aquí? Ustedes en el sofá. Shsss, que va a empezar, ¡que empieza! ¡Silencio!