La vuelta del tractor
Andrey Zigmantovich vuelve al país que le vio jugar entre los años 1993 y 1996. España se enfrenta esta noche a Bielorrusia a las 20:45 en el Estadio Nuevo Colombino
Era enero del año 1993 cuando Andrey Zigmantovich (Minsk, 2 de diciembre de 1962) aterrizó en una pequeña provincia del norte de España. Tras defender durante más de diez años el escudo del Dinamo de Minsk y un breve paso por el Groningen holandés, recaló en el Racing de Santander. La fragmentación de la Unión Soviética propició la llegada de un amplio elenco de jugadores hijos de la madre Rusia. Zigmantovich fue uno de ellos y la ciudad montañesa sería su nueva casa. Junto a Radchenko y Povov formó un temido tridente de camaradas a orillas del cantábrico.
Su símbolo característico era un tupido bigote. Aura de jugador de antaño. No sólo su mostacho, ahora conquistado por las canas, nos retrotrae a un fútbol añejo sino también la posición que ocupaba en el campo. Andrey era líbero. Junto a él se colocaban Pablo Alfaro y Jesús Merino en una de las más férreas líneas defensivas de aquel fútbol de principio de los años noventa. Era eficaz, serio y frío. La hoz y el martillo de un conjunto entrenado por Javo Irureta. La imagen de un fútbol ya extinto.
En la mitología rusa los Bogatyr eran héroes marcados por su fuerza física y su solidaridad. Ilya Muromets fue el más grande de ellos. Zigmantovich era un guerrero soviético adoptado por Cantabria. Compañeros y afición se sentían amparados por su defensor. Se le apodó como “el tractor bielorruso”, una clara alusión a su contundente forma de jugar.
Disputó el Mundial de Italia defendiendo a la Unión Soviética. Incluso marcó un gol en un 4-0 a Camerún. El desmoronamiento del imperio comunista trajo consigo la independencia de las repúblicas que lo conformaban. Este hecho le hizo también defender los colores de una selección bielorrusa a la que ahora entrena.
En total disputó 45 partidos internacionales. 36 con la URSS y 9 con Bielorrusia. El cargo como director técnico de la selección de su país le llegó tras sustituir a Gueorgui Kondratiev, el cual dimitió a mediados de octubre después de los nefastos resultados cosechados en los primeros partidos de la Fase de Clasificación para la Eurocopa de Francia 2016. Su formación como entrenador comenzó en Cantabria, pasando por varios equipos de categoría regional. Después continuó su labor en los conjuntos de su país natal, FC Naftan Novopolotsk, FC Dinamo Minsk y FC MTZ-RIPO Minsk. Más adelante, su periplo como entrenador le llevó a Lituania. Allí dirigió al FBK Kaunas para finalmente acabar como segundo entrenador de la selección Bielorrusa.
Un trozo de su alma se quedó en Santander. Tres años y medio en la capital cántabra sirvieron para ganarse a todos aquellos aficionados que ocupaban El Sardinero, domingo tras domingo. Ahora Zigmantovich vuelve a España. Casi 1000 kilómetros le separarán de Santander, su otro hogar. Un hogar donde aquel espigado y bigotudo líbero siempre será recordado.