El poeta Xu Lizhi, símbolo juvenil en China tras susicidarse
El joven chino ha estremecido al país con sus versos y se ha convertido en un símbolo social

Logo del grupo Hon Hai, también conocido como Foxconn, en lo alto de su planta en Neihu, Taipei (Taiwán).(EFE)

Las pésimas condiciones de trabajo en China se prosiguen y los trabajadores de sus fábricas ven en el suicido una forma de protestar sobre esta situación. Es el caso del joven poeta Xu Lizhi, de 24 años, que se quitó la vida el pasado 30 de sepriembre al arrojarse por la ventana de su dormitorio en la ciudad china de Shenzhen.
Sus poemas y su caso han estremecido a China, y tras el suicidio, amigos y compañeros del poeta decidieron recopilar los trabajos de éste, traducirlos al inglés y publicarlos en internet, donde en las últimas semanas se han convertido en todo un símbolo para muchos jóvenes obreros emigrantes como Xu.
"Taller, línea de ensamblaje, máquina, tarjeta de fichar, horas extra, salario./ Me han entrenado para ser dócil./ No sé gritar o rebelarme,/ cómo quejarme o denunciar,/ sólo cómo sufrir silenciosamente el agotamiento", escribía Xu en ellos.
Lizhi, trabajaba en la compañía Foxconn, que ensamla en China el iPhone y que pasa a ser la mayor fabricante global de componentes electrónicos y la firma privada en China con más empleados, 800.000. Del total de estos trabajadores, una decena de obreros han perdido la vida desde 2009 al suicidarse.
El joven, nacido en un pueblo de la sureña provincia de Cantón y huérfano desde pequeño, había viajado a la ciudad, como millones de jóvenes de su edad, para buscar trabajo, y en 2011 consiguió empleo en Foxconn, contó el diario local Shenzhen Evening News, uno de los primeros que rescató su figura del olvido.
En sus primeros poemas, Xu ya mostraba el impacto que le causaban el cambio de medio rural a urbano o el paso de la infancia al duro trabajo de adulto, algo que le pasa a muchos jóvenes de su generación: "La juventud se detuvo en las máquinas, murió antes de tiempo", decía Xu en uno de sus versos o "Soy como un muerto/ que abre lentamente la tapa del ataúd", escribía Xu en 2013, en un poema en el que relataba su regreso al dormitorio de trabajadores, tras una dura jornada en la cadena de ensamblaje.
Pero quizás sus versos más estremecedores fueron los que naunciaban su muerte: "Quiero tocar el cielo, sentir ese azul tan ligero/ pero no puedo hacerlo, así que dejaré este mundo./ Todos los que han oído de mí/ no se sorprenderán de mi marcha", apuntaba Xu en su cuaderno.
En 2010, cuando los medios denunciaron más de una docena de suicidios de empleados de Foxconn en Shenzhen en el plazo de pocas semanas, la firma puso en marcha una serie de medidas para reducir el malestar de los trabajadores, desde la contratación de servicios psicológicos a mejoras en las condiciones laborales o la simple colocación de rejas en las ventanas.
El propio Xu escribió entonces sobre esos suicidios: "Un tornillo cayó al suelo/ en su negra noche de horas extra./ Cayó vertical y tintineante/ pero no atrajo la atención de nadie,/ igual que aquella última vez,/ en una noche como ésta,/ en la que alguien se lanzó al vacío".
Las medidas preventivas lograron reducir el número de suicidios en la firma, aunque sigue habiendo casos esporádicos, y el de Xu, amplificado por la amargura de sus poemas, volvió a recordar las duras condiciones, a veces inhumanas, de los trabajadores en cadena de China, la también llamada "fábrica del mundo".




