La amenaza de perder a Henry

Madrid

El fantasma de la retirada planea sobre Thierry Henry (Francia, 1977) después de que su equipo, el NY Red Bull, haya sido eliminado en la lucha por la MLS. A falta de oficialidad por parte del jugador, todo indica que la carrera de uno de los mejores delanteros de la historia tiene punto y final.

Henry pertenece a esa estirpe de deportistas distinguidos como lo son Roger Federer o Valentino Rossi. Atletas adorados y que son tremendamente respetados por un público tan beligerante como el del deporte.

Elegante hasta en la celebración, Thierry Henry ha jugado en los campeonatos de Francia, Italia, Inglaterra, España y Estados Unidos, y ha ganado una liga francesa, una Premier y una Liga BBVA. Campeón de Champions y varias copas domésticas también tiene en su vitrina una Eurocopa (2000) y un Mundial (1998). En dos décadas dedicadas al fútbol ha tenido tiempo para convertirse en el máximo goleador de un club histórico como el Arsenal.

En Londres, Henry es algo más que una leyenda, es considerado por el conjunto ‘gunner’ como uno de sus mejores jugadores, no obstante tiene una escultura en la puerta del Emirates Stadium. Tras ocho temporadas en el Arsenal y 177 goles hizo las maletas a Barcelona con una sola intención: ganar la Champions. Dicho y hecho, Thierry Henry formó parte del mejor Barça de la historia, el de Guardiola, el de los seis títulos, el del 2-6 en el Bernabéu.

En el histórico partido Henry volvió a demostrar su nivel: volvió loco a Sergio Ramos y marcó dos goles. Era su regreso al coliseo blanco tras coronarse con ‘su’ Arsenal en 2006. Allí Henry marcó un gol que dio a los ‘gunners’ la opción de seguir vivos en Champions y llegar hasta la final, donde perderían, precisamente, ante el Barcelona.

Pero Thierry Henry es mucho más que una lista de trofeos individuales y colectivos, Titi es gol, técnica, velocidad, definición. Sus carreras por Highbury defendiendo la camiseta del Arsenal o su capacidad de moldear su cuerpo para realizar el lanzamiento más preciso posible quedarán para siempre en la retina de los aficionados. Ya fuera de delantero centro o partiendo desde la banda izquierda el galo nunca rompió su romance con el gol. La pelota deseaba estar con él porque sabía que la dejaría en la red de la forma más sutil posible. Al gambeteo de Maradona, la velocidad de Garrincha, la visión de Xavi, la definición de Raúl o la técnica de Zidane habría que sumar una nueva asignatura en la universidad del fútbol: el golpeo de Henry.

Su previsible marcha, hasta la Federación de Fútbol Francés (FFF) le despedía a través de Twitter aunque terminó borrando el tuit, deja al fútbol un poco más pobre de finura, técnica y belleza sobre el campo. En una época de donde la elegancia de los futbolista se ve más fuera de los terrenos de juegos que en el césped, Henry honró a su oficio siendo elegante con su herramienta de trabajo, el balón.