Sabina se sacude el miedo con un concierto para el recuerdo en Madrid
“Queremos dar el mejor concierto de nuestra vida”, se ha propuesto el cantautor al comenzar
Joaquín Sabina, durante un momento del concierto en el Palacio de los Deportes.
Madrid
A Joaquín Sabina le ha durado la indisposición que el pasado día 13 le obligó a interrumpir su concierto media hora antes y sin llegar a los bises “lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks". Arropado por más de 10.000 personas en el Palacio de los Deportes de Madrid, que han ovacionado durante varios minutos su salida al escenario, el de Úbeda ha comenzado el concierto con un guiño a la cuidad que tanto le ha apoyado tras su pájara. 'Yo me bajo en Atocha' ha abierto el concierto con el público entregado y un Sabina con los ojos llenos de emoción y constantemente sonriendo.
- El repertorio
El concierto ha seguido con la guitarra rockera de García de Diego introduciendo 'Ahora que...’, con un Joaquín animado que ha remarcado especialmente esa frase de la canción que dice “ahora que me despido pero me quedo" y con un público coreando que han aplaudido esa otra que reza “ahora que estoy más vivo de lo que soy".
Antes de hacer levantarse al Palacio de los Deportes entero con el tema '19 días y 500 noches', Sabina ha recordado su pájara en sus primeras palabras: “En una noche como hoy comprenderán que decir gracias es muy poco decir, aunque como dijo Franco cuando lo de Carrero Blanco, “no hay mal que por bien no venga". Estos días he recibido tanta solidaridad y complicidad, que me han conmovido hasta los huesos y las lágrimas... y he vivido esa fantasía de ver qué haría la gente en el entierro de uno". Tras el sarcasmo, llegó la confesión: “Queremos dar el mejor concierto de nuestra vida”.
Y como no hay mejor bálsamo para curar las cicatrices que hacer lo que uno sabe hacer, Sabina, con traje verde, camisa negra y bombín, ha cogido el toro por los cuernos y ha continuado el recital sin dejar de moverse por el escenario, cantando ‘Barbie Superstar', ‘Una canción para la Magdalena’... Ser valiente esta noche no le ha salido nada caro; tampoco a la hora de las confesiones. Hemos oído de su boca cómo tras el íctus que sufrió dejó “la vida nocturna" y “las sustancias que provocan risas": “Me alejé de los músicos porque en su mundo hay muchas drogas y me acerqué a los poetas, pero éstos son muy borrachos".
Con arrugas en su voz, las que siempre le acompañan en los últimos años, el jienense de nacimiento y madrileño de adopción parecía no recordar nada de la noche anterior cuando interpretó emocionado ‘A mis 40 y diez'.
A sus 65 años (50 y quince en su idioma), Sabina y su banda celebran con ‘500 noches para una crisis’ os 15 años del estreno de 19 días y 500 noches, disco de 1999 que según dijo él mismo en el concierto que acabó con susto, supuso el “último verano” de su juventud (entonces tenía “40 y diez").
Más información
A Sabina no le ha faltado hoy "exceso de ganas de estar bien" delante de su gente, pero ha controlado en todo momento los nervios que, pese a su veteranía en los escenarios, aún le juegan malas pasadas. La banda no se olvidó de temas como 'Donde habita el olvido', 'Nos sobran los motivos', 'Pero qué hermosas eran' y una 'La rubia platino' con Jaime Asúa a la voz.
Sabina tomó asiento para seguir con 'De purísima y oro', con Pancho Varona a los punteos de guitarra; y con el tema número 13 del repertorio, sin supersticiones, enumeró los “más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas” y presentó a su banda al ritmo de 'Más de cien mentiras' y con rimas de cosecha propia.
También hubo sorpresa en este concierto. Joaquín dedicó el vals 'Noche de bodas' a Laura y Alberto; él pidió matrimonio a su novia: “Como le diga que no, le parto las piernas", aseguró Sabina entre bromas. Y en esto que llegó 'Y nos dieron las diez', la última canción que cantó Joaquín en el concierto del día 13, y también la última antes de los bises de esta noche. La banda abandonó el escenario mientras todo el Palacio de Deportes gritaba “otra, otra...".
Los bises a los que no llegó en su primer concierto de Madrid sí llegaron en este segundo. La banda comenzó dando un descanso a Sabina, con Pancho Varona interpretando 'Conductores suicidas', seguido de la potente voz de Mara Barros y una sugerente 'La canción de las noches perdidas'.
Y ahí estaba otra vez Joaquín, escuchando atentamente la copla 'Y sin embargo te quiero', antes de hacerse con el micro de nuevo para cantar 'Y sin embargo', esa canción que retrata la rutina en la pareja. Luego regresó unos años atrás en su carrera para interpretar la mítica 'Princesa' con mucha fuerza en lo que parecía el final de una noche para el recuerdo, de los que han asistido y del propio artista, que dejó el escenario sacudiéndose el miedo con más de dos horas y media de concierto, 15 canciones y 9 bises.
El broche final fue de García de Diego, que dedicó al jefe 'Tan joven y tan viejo', toda una declaración de principios para Sabina, que volvió al escenario luciendo frac para cantar un tema que nunca antes había cantado en directo, 'Mater España'. El artista, reconciliado consigo mismo y entregado, siguió con 'Aves de paso' para echar el freno con 'Lo que yo quiero' y volver a acelerar platillos en mano con 'Pastillas para no dormir', la última canción de una noche que parecía no tener fin.
Que el fin del mundo le pille cantando y que el escenario le tiña (aún más) las canas. Joaquín Sabina ha demostrado esta noche en su segundo concierto en Madrid que las nubes negras y las pájaras pasan y que queda el artista, el letristas, algo del cantante y el figura capaz de reunir en un mismo concierto a tres generaciones de seguidores.
Susana Elguea
Coordinadora de actualidad en CadenaSER.com. En la web de la SER desde 2001, como redactora y portadista,...