De profesión, ¿jugador de balonmano?
Sin duda el balonmano ha sido uno de los deportes más golpeados por la crisis y, a pesar de ser los actuales campeones del mundo, nuestra liga ha tenido que ir reduciendo salarios. Hasta tal punto que muchos de los jugadores tienen que compaginar el balonmano con otro trabajo o estudios.
España es la actual campeona del mundo de balonmano, título que defiende el próximo mes en el Mundial de Qatar. El seleccionador nacional, Manolo Cadenas, ha dado una lista provisional de preseleccionados en donde tan solo seis de ellos compiten en la Liga ASOBAL, cuatro en el Barcelona. Y es que la crisis llegó hace unos años al balonmano. Equipos históricos como el Atlético de Madrid tuvieron que echar el cierre y muchos jugadores emigraron a otros países buscando mejores oportunidades. Los que se quedaron, salvo en el Barça, han visto como se han reducido mucho sus salarios, por lo que la mayoría han buscado un trabajo alternativo que compaginan con la que ha sido su profesión estable durante años.
Antonio Cartón cambio este verano Zaragoza, donde había estado los últimos ocho años, por Huesca. El extremo asturiano fue de los primeros en trabajar a la vez que seguía jugando de forma profesional al balonmano. Tiene dos carreras, Fisioterapia e INEF, y ahora está estudiando un máster. “La idea no era compaginar el balonmano con un trabajo; estudiaba pensando en el futuro, cuando dejase el deporte profesional, pero esto ha cambiado mucho. Hace unos años éramos muy pocos los jugadores que estudiábamos y ahora, sobre todo los más jóvenes, todos estudian a la vez que compiten en la liga ASOBAL. Salvo casos excepcionales, es muy complicado vivir tan solo del balonmano”. Antonio comenzó a trabajar hace dos años. Da clases en la Universidad San Jorge de Zaragoza, tanto en la carrera de Fisioterapia como en la de INEF.
Otro asturiano, David Pellitero, extremo del Juanfersa Gijón, compagina el balonmano con una empresa de eventos que él mismo creó hace unos años. “En 2011 estaba jugando en Torrevieja y el equipo me ofreció la renovación pero decidí volver a Gijón con mi familia. Tengo dos hijos y tenía que pensar en el futuro. Terminé mi carrera de empresariales y monté una empresa de eventos. Ahora es complicado vivir solo del balonmano, sobre todo si tienes una familia. Compaginar el deporte profesional con otro trabajo supone mucho sacrificio y organización, pero estoy haciendo dos cosas que quiero y al final se llega a todo. Además, como trabajo para mí mismo no tengo problemas con los horarios. Nuestro equipo tiene una media de edad muy baja, 22 años, es un equipo muy joven, todos estudian porque todos nos tenemos que ir adaptando a la nueva situación”.
Una de las nuevas promesas del balonmano español es Javier Ariño, un talentoso extremo que milita en El Balonmano Aragón. Con 20 años lleva ya tres jugando en ASOBAL y estudia 2º de Medicina. “Aquí en Zaragoza todos compaginamos el balonmano con los estudios u otro trabajo; juego a este deporte desde que era pequeño pero sé que me ha tocado una época en la que necesito complementarlo con otra cosa. Voy a clase por la mañana y entreno por las tardes. No he tenido por el momento ningún problema, si algún examen me coincidía con partido, he podido cambiarlo. Mi pasión es el balonmano pero desde hace mucho tiempo sé que tenía que estudiar una carrera. Hay que meterle muchas horas a todo y a veces llegas un poco justo, pero tampoco me planteo los años en los que acabaré los estudios universitarios, será algo a largo plazo. Es cierto que nuestro deporte sufre una grave crisis pero quizá, en otras circunstancias yo no habría podido debutar en la ASOBAL, o por lo menos no haber tenido tantos minutos, ni ser llamado por la Selección Júnior. Ahora los jóvenes tenemos más oportunidades”.
En Guadalajara, su capitán, Javi Parra, es Ingeniero Aeronáutico y comenzó a trabajar el pasado mes de marzo. “Lo de compaginar el balonmano con el trabajo es algo que siempre había pensado, sobre todo estos últimos años con la crisis. Fue complicado terminar la carrera porque estaba matriculado en la Politécnica y he jugado mucho tiempo fuera de Madrid; cuando fiché por el Guadalajara todo fue más sencillo. Trabajo en una empresa y cuando termino mi jornada laboral voy directo entrenar. Supone un mayor sacrificio, te queda poco tiempo libre pero al final haces lo que te gusta. En algún partido entre semana, por el horario, no he podido viajar con el resto del equipo en el autobús y he tenido que hacerlo yo por mi cuenta. Los clubes en estos momentos son bastante comprensivos con nosotros, con la gente que está trabajando o estudiando, comprensivos respecto a los horarios. Son conscientes del momento que vive este deporte y tienen que apostar por otro modelo de negocio, hay que buscar alternativas. Soy optimista y creo que el balonmano volverá a crecer en el futuro, que esto es un paso atrás para coger carrerilla. Ahora hay que apostar por la cantera y la gente joven”.
Otro caso es el de Mikel Aguirrezabalaga. El lateral, internacional con la selección, volvió este año a España tras cursar la pasada campaña en Bielorrusia y Alemania. Fichó por Ademar de León. Una de las condiciones que puso fue la de que pudiera flexibilizar los horarios para que el balonmano encajase en su vida laboral. “Flexibilizar los horarios es una de las alternativas, tanto para los jugadores, como para los clubes; salvo que las circunstancias cambien, es a lo que estamos abocados”. Mikel comenzó a trabajar hace unos meses como comercial. “A todos nos gustaría ganar más dinero con lo que te gusta hacer, jugar al balonmano, pero sabía que, según están las cosas, más tarde o más temprano tendría que empezar a compatibilizar este deporte con otro trabajo. El balonmano es un reflejo de lo que pasa en nuestra sociedad; en los trabajos, en casi todos los deportes, han bajado mucho los sueldos y tienes que plantearte otras opciones. No es un tema solo de España, en otros países está igual. El año pasado jugué en Bielorrusia y la situación no es mejor. Veo complicado que vuelva a haber una Liga ASOBAL como la de hace unos años, por lo menos en el corto plazo”.