Estambul fue de Gerrard

Reza una de las muchas canciones que los fans del Liverpool han dedicado a Gerrard en sus 18 temporadas con la camiseta de los reds: “Eres demasiado bueno para ser verdad, no te pueden quitar el balón, tienes un toque celestial, la pasas como Sounes a Rush y cuando estamos borrachos en los bares, damos gracias a Dios porque eres uno de los nuestros”. Todo esto tiene más gracia escuchado de la voz de los aficionados que copan Anfield Road y con el ritmo y melodía de la célebre canción “You’re just too good to be true”, pero acaba resultando un ejemplo eficaz para demostrar el cariño que siente la gente del Liverpool por su todavía capitán.

Gerrard lo es todo en Liverpool. Por su entrega, su indiscutible amor al rojo que viste su club, su calidad, sus goles…y por Estambul. Las leyendas necesitan momentos de leyenda y a pesar de que a Gerrard se le quedan cortos los dedos de las manos para contar sus grandes momentos como futbolista, aquella final de la Champions de 2005 ante el Milan será seguramente el que Steven elija como su momento más especial.

Ese partido en el que, todos los que no somos del Milan, nos pusimos por un rato la camiseta del Liverpool, para acabar viendo probablemente la final de la Champions más espectacular de la historia (con permiso del tramo final del Real Madrid-Atlético del pasado mes de mayo en Lisboa). Con un doblete de Hernán Crespo y un tanto de Paolo Maldini, el Milan de Ancelotti se fue al descanso ganando 3-0. Un golazo de Gerrard, de cabeza, al inicio del segundo tiempo fue el primer capítulo de una remontada histórica que acabó con victoria en la tanda de penaltis.

Con 24 años y ya con el brazalete de capitán lideró a su equipo, les llevó a creer en lo increíble (remontar en 45 minutos un 3-0 a un equipo italiano y en una final de Champions) y acabó siendo la imagen de la final levantando la quinta copa de Europa del Liverpool. Entonces, Steven Gerrard dejó de ser un gran jugador para empezar a convertirse en leyenda.

Quedarán muchos debes en su carrera, como el hecho de que nunca haya podido ganar la Premier League (este año no tiene mucha pinta, la verdad). Hay que tener en cuenta que Gerrard ha coincidido en el tiempo con el Arsenal de Henry, el Chelsea de Mourinho de principios de siglo o con el siempre competitivo Manchester United de Ferguson.

Cuando se retire, probablemente se preguntará también por qué la selección inglesa nunca acabó de funcionar con una generación que ha juntado a Terry, Lampard, Rooney y el propio Steven, entre muchos otros ¿Por qué narices tuvo resbalar él y no otro jugador del Liverpool para que el Chelsea (Demba Ba) marcara y los reds se quedaran sin Premier? Gerrard podrá lamentarse por muchas de las cosas que pasaron en su carrera y por otras que nunca ocurrieron. Pero cuando recuerde lo que hizo, siempre le quedará Estambul