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CONVERSACIONES ENTRE ACTORES: MARÍA GALIANA Y ELENA RIVERA

María Galiana: "La televisión es muy mala escuela de actores"

Entrevista con las actrices de 'Cuéntame' María Galiana y Elena Rivera que reflexionan sobre el mundo de la televisión y el de la interpretación.

Elena Rivera y María Galiana / DAVID REDONDO

El acento sevillano es el que predomina. No es una conversación de iguales pese a que las dos desempeñan el mismo oficio y pese a que el respeto y cariño entre ambas es más que palpable. La una habla, sin aleccionar, con la autoridad que le ha dado una vida de casi ya 80 años. La otra escucha con la prudencia que aconseja su edad, veintidós. Generaciones y orígenes muy diferentes. Pero miradas sobre un modo de vida, el del actor, no tan opuestas. "Creo que la televisión se ha desmadrado muchísimo. Parece que nadie es conocido si no sale en la televisión", se lamenta María Galiana. "Es una pena", apunta Elena Rivera. Son compañeras desde hace una década en la serie de TVE 'Cuéntame cómo pasó' que este jueves estrenará su decimosexta temporada. En ella dan vida a la abuela Herminia y a la joven Karina.

  • Conversaciones entre actores

Además de trabajo, la televisión les ha brindado -para bien o para mal- la popularidad. La más joven, Elena, ya destacaba desde niña cantando en talents como 'Menudas estrellas' o 'Se busca una estrella'. "Ella arrancó porque sabía cantar desde chiquitilla, y canta estupendamente", explica María sobre su compañera de rodaje y ahora de conversación y cuenta cómo llegó a la serie de TVE: "En 'Cuéntame' inventaron que los niños formaran un grupito y dijeron: hay que buscar a una niña que sepa cantar. Por eso le pusieron Karina [a su personaje], porque cantaba lo de El baúl de los recuerdos", dice una risueña María Galiana mientras Elena la observa ensimismada y ruborizada. "Hombre, buscaban una niña que cantara y que luego fuera capaz de decir sus frases", matiza María para poner en valor el talento de Elena.

El talento de María Galiana no necesita de matices ni presentaciones. Explotó tarde su inspiración actoral, entrados los años 80, porque hasta entonces ella dio vía libre a la que considera su verdadera vocación: la docencia. María es licenciada en Filosofía y Letras y fue profesora de Historia del Arte en un instituto sevillano hasta su jubilación. "Me ha gustado siempre muchísimo estudiar. Y el tener una carrera universitaria, parece que no, pero se nota un montón a la hora de enterarte y analizar", afirma María.

Si la docencia ha sido el gran amor de María, la interpretación se puede decir que es su amante más pasional y aquel que nunca dejó de cortejarla. "Desde pequeña en el colegio yo ya sabía que esto lo hacía muy bien, que servía para esto", comenta. Entró a formar parte del TEU (Teatro Universitario) de Sevilla. "La primera vez que me probaron en la universidad, un profesor nos puso a leer versos y cuando yo leí dijo con un acento andaluz muy flamenco: 'esta mujer habla con sentimiento'. Desde entonces pensé que si soy capaz de hablar con los sentimientos es que yo valía para esto. Pero nunca se me ocurrió...". Y así, la joven María fue madurando entre libros y adolescentes, siendo tentada cada pocos años por proyectos que la devolvían al mundo de las tablas, del teatro; para ella, el templo de la interpretación, mucho más que la televisión, de la que no reniega, pero parece no enamorarse: "La televisión no pasa más allá de lo que es la vida cotidiana. La gente en televisión habla como estamos hablando nosotros ahora mismo. No es una cuestión de naturalidad, porque el actor debe tener naturalidad, pero la naturalidad de la televisión no es la del teatro o el cine. La naturalidad de la televisión es vulgaridad. Una cosa es ser natural como actor y otra cosa es como andar por casa".

Maria Galiana es Herminia en 'Cuéntame'

Maria Galiana es Herminia en 'Cuéntame' / RTVE

A Elena tan solo le falta ponerse a tomar notas. Mira con veneración a María y gesticula afirmativamente cada vez que la sevillana se posiciona sobre su manera de entender la profesión de actriz y el mundo que le rodea. "Yo valoro más el reto de un actor o una actriz encima de un escenario, que tiene que estar en directo y requiere mucho ensayo y trabajo… ", asegura Elena. Ella ha probado las mieles y rigores de este género en los últimos catorce meses desde que estrenó una obra, 'El arte de la entrevista', del alabado dramaturgo español Juan Mayorga. Comparte protagonismo con dos actrices de la talla de Luisa Martín y Alicia Hermida. Para Elena, pese a sus años en 'Cuéntame' y en otras series, lo de pisar las tablas del Teatro María Guerrero de Madrid ha supuesto empezar de cero en una auténtica universidad de actores: "El teatro es totalmente diferente a lo que yo había hecho siempre. Recuerdo el primer día de ensayos que me agobié un poco porque con el director, Juan José Afonso, íbamos parando frase por frase para ver la intención de todo. Eso nunca me había ocurrido en ninguna serie, donde no están tan encima de si el actor está interpretando bien la intención de esa secuencia".

María asiente. Poco antes, ya había asegurado que para ella "la televisión es muy mala escuela de actores". Y lo argumenta: "El talento del actor está en transmitir. Un actor no tiene por qué llorar si está triste, tiene que hacer llorar al que lo está viendo. De nada sirve que te pongan lágrimas de mentira y la gente ve que estás llorando, pero no lo estás trasmitiendo, nadie se emociona". Pone su serie como ejemplo: "En 'Cuéntame' hemos tenido épocas en las que ha habido secuencias iguales a otras pero en las que si tenía un verdadero pedazo de actor se notaba que la secuencia era otra. Cada vez que salía, por ejemplo, el personaje de Pere Ponce, daba a entender al público que estaba enamorado de Inés sin necesidad de decirlo. ¡Eso es un actor! Te ponía los pelos de punta", opina una vehemente María Galiana quien no tienen reparos en admitir lo que ella ha aprendido de un compañero de serie y tablas ('Conversaciones con mamá') como es Juan Echanove: "No te puedes imaginar lo que me ha enseñado a mí Juan Echanove, lo que no está en los escritos. Lo digo de verdad".

Para Elena, que comparte con María su amor por la docencia (está estudiando Magisterio Infantil) y su manera de ver el oficio y el medio televisivo, entiende que ser actriz es "es intentar empaparte de la vida de mucha gente, no solo la de este mundillo, para luego, delante de una cámara o en un escenario, ponerte en la piel de toda esa gente que va a estar representada en tus personajes". Sin apenas concluir su explicación, María asevera: "ser actor es meterse dentro y observar mucho"; a lo que Elena añade: "Sacar las emociones no es poner caritas, sino emocionarte de verdad por la experiencia de la vida".

Esto mismo es lo que durante muchos años les indicaba Alicia Hermina, actriz y coach en 'Cuéntame'. Por diferentes motivos, Alicia terminó dejando la serie (o la serie la dejó a ella); circunstancia que lamentan profundamente estas dos actrices: "Desde el punto de vista interpretativo, a Alicia Hermida se le echa de menos una barbaridad. Una de las cosas que Alicia siempre nos recordaba: 'sois una familia de Moratalaz, que no se os olvide. Tenéis que conseguir que parezcáis verdaderos'. Decía Moratalaz porque así entendía que debía ser un barrio como el ficticio San Genaro de la serie".

María, como si el micrófono de la Cadena SER que está grabando está conversación no estuviera delante, le explica a Elena la importancia de dotar de veracidad y coherencia a su personaje, fijándose incluso en los más nimios detalles: "Tú tienes que encarnar a un personaje. Yo me he negado en rotundo a que me quiten el moño cuando intentaban transformarme o a que me vistan con otras ropas. No, la Herminia se va a morir así porque así es como se crea un personaje".

Elena Rivera es Karina en 'Cuéntame'

Elena Rivera es Karina en 'Cuéntame' / RTVE

La incómoda y peligrosa fama de la televisión

Es en esos procesos de construcción de un personaje y de transmisión de emociones en lo que María insiste que se percibe a un verdadero actor. En televisión, estas aptitudes pierden valor y el foco de la fama se puede volver en el peor consejero para un joven actor que de serie de televisión: "Es muy difícil que una persona joven que es famosa [por salir en una serie] no se crea que vale para esto. Pero uno puede estar un tiempo haciendo televisión y eso no significa que le vaya hacer perdurar como actor porque, a medida que va creciendo en edad y que vaya haciendo más papeles diferentes a aquel que le ha encumbrado, entonces se dará cuenta de si vale o no vale". Son palabras que María refiere a los jóvenes actores que tras unos años en una o dos series han alcanzado una gran popularidad sin, quizá, mostrar un nivel interpretativo a la altura de su fama. Elena asiente y toma las palabras de María como un consejo de abuela. "Como a este mundillo le rodea tanto foco, la gente suele tomar a alguien famoso como alguien bueno en el oficio. Y eso no va de la mano. Creo que lo que hay que hacer es esforzarse día a día. Aprender de todo lo que te rodea en tu vida y trabajar mucho para poder ser bueno a lo que te dedicas. No centrarte ni en photocalls, ni en entrevistas…", afirma Elena.

El peligro de creerse lo que uno no es o de olvidar lo que un día fue es el que acompaña a la fama, un veneno próximo a la televisión al que María le desprovee de cualquier mérito: "Las personas que salimos en televisión somos la gente que parece que ahora tiene fama. Y no solo por su trabajo. Eso es lo malo, que tiene fama todo el mundo que salga en televisión, haga lo que haga: que cuenten su vida, que se peleen con alguien… Habría que estudiar sociológicamente por qué es tan importante para la gente salir en televisión", dice con un cierto hastío María quien también confiesa desaprobar ciertas actitudes comunes entre muchos actores: "No puedo estar, como suelen estar los actores, en una especie de permanente excitación por lo que van a hacer o lo que están haciendo hasta el punto de aumentar las cosas: '¡Mira qué proyecto!' y luego coges y lees el guion y…", vocifera María mientras Elena no puede contener la risa.

DAVID REDONDO

Si nadie las conociera, bien podrían parecer una nieta y una abuela en la mesa de esta cafetería. Se dirigen miradas de cariño, se sonríen con ternura y la joven escucha y escucha con entusiasmo las palabras de la mayor. "De esta profesión me llevo estar, por ejemplo, estar escuchando ahora a esta mujer", afirma Elena, "He tenido la suerte de poder trabajar con gente como ella, Alicia Hermida, Luisa Martín… Todos los días que voy a grabar o al teatro aprendo algo, tanto lo positivo como lo negativo".

Les separa casi 60 años de edad, con acentos tan distintos como el maño y el andaluz. A la vehemencia y sobriedad de María se contrapone la contención de la sonriente Elena, pero entre estas dos actrices existe una conexión en la manera de entender su entorno inmediato. Será quizá que, como Elena, María nunca ha dejado de mirar el mundo para aprender de él: "Nunca se debe terminar de aprender. Aunque tengas 80 años, todos los días se puede aprender".

 
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