El PP teme el calendario judicial
En la cúpula del PP reconocen que la corrupción es lo que más votos les puede restar. Admiten que Podemos les pisa los talones, aunque creen que se mantendrán como primera fuerza política allá donde gobiernan. Y están concentrados en la Convención Nacional, una cita por la que Rajoy no irá al Foro de Davos

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. / Javier Lizón (EFE)

Madrid
Ni la economía, ni Cataluña… Lo que más preocupa, en estos momentos, a la dirección nacional del PP es cómo les podría afectar, en las elecciones, el calendario judicial, con un buen número de casos pendientes.
Además, temen que ocurra algo como lo de Ana Mato, que les obligue a actuar de forma inmediata con candidatos o dirigentes populares de peso. Nadie olvida que la ministra de Sanidad dimitió porque el auto del juez Ruz, en el que se la citaba como “partícipe a título lucrativo” en el caso Gürtel, salió un día antes de que Rajoy llevara al Congreso sus medidas de regeneración democrática. Si no hubiesen coincidido ambas cuestiones en el tiempo, todo el mundo da por hecho que Mato seguiría en su puesto.
No es lo único que les intranquiliza. También están en alerta pensando que les puede estallar, por sorpresa, otro escándalo como la Operación Púnica o el de las Tarjetas Black. Algo que avergonzó a muchos cargos del PP y que solo contribuyó a poner en cuestión a su formación. No saben si podrían sobrevivir a más polémicas similares. Reconocen que por ello parte de su electorado ha dejado de confiar en ellos, incluso algunos de los más fieles.
Fuentes de la dirección nacional del PP admiten que la corrupción es lo que, ahora mismo, les puede hacer perder más votos. Más que ninguna otra cosa. Pero sostienen que si no se llevan “ningún disgusto”, en las próximas elecciones de mayo, seguirán siendo la fuerza política más votada, allá donde gobiernan. Aunque dan por hecho que las alianzas entre otros partidos, podrían arrebatarles muchos feudos. Así saldrían de las urnas con lo que llaman “mayorías minoritarias” o victorias agridulces.
Creen que a ellos les va mal, pero al resto, peor. De modo que su plan es seguir hablando “de lo suyo”, de la recuperación económica. Mientras dejan que PSOE y Podemos se maten entre ellos. Algo, que reconocen muchos cargos populares, al PP le beneficia. Aunque, ya hablan de la formación de Pablo Iglesias como de “una amenaza real” porque les va pisando los talones.
Según los estudios de Pedro Arriola, sociólogo de cabecera de Mariano Rajoy, estarían a tan solo cuatro puntos del Partido Popular. Pero los conservadores esperan que, a medida que pase el tiempo, su efecto se vaya desinflando. Y aseguran que cuanto mejor vaya en España, menos posibilidades tendrán. Por eso ya van elaborando eslóganes, del tipo: “Cuanta menos crisis y más empleo… menos Podemos”.
Estos son algunos de los mensajes que se empezarán a escuchar en la próxima Convención Nacional del PP, que se celebra los próximos 23, 24 y 25 de enero. Una cita a la que va Rajoy. De modo que este año también se pierde el Foro económico de Davos. Y eso que en esta ocasión podía desplazarse para vender su mensaje de que España está saliendo de la crisis.
Al final, en su lugar, acudirá el ministro de Economía, Luis de Guindos. Según fuentes de La Moncloa, nuestro país estará “perfectamente representado” por él.
Esta cita es muy importante y acude un gran número de líderes pero los colaboradores de Rajoy la minimizan y recuerdan que el presidente del Gobierno ya mantiene suficientes contactos en las cumbres y citas internacionales a las que acude.
Los que rodean a Rajoy dicen que esta vez no puede ir porque “coincide” con la Convención y no puede faltar. Recuerdan que es el órgano más importante entre congresos y en esta cita el PP aprobará las bases de su programa.
Este conclave lo inaugurará José María Aznar, a quien pedirán que participe también en la campaña para recuperar el voto más conservador. Y en el Partido Popular no esperan que salgan nombres de candidatos del encuentro pero sí algún mensaje de calado, en clave electoral, como el que hizo el jefe del Ejecutivo el fin de semana pasado cuando dijo que se iba a crear un millón de puestos de trabajo en dos años.




