Viaje al interior de una cabeza de chorlito
El fotógrafo Alberto García-Alix y la artista Frédérique Bangerter han creado Cabeza de chorlito, una editorial que entiende el libro como un tesoro y un proyecto artístico único
Madrid
Entre cientos de miles te encontré. "Si no te escribo, reviento". No lo hice, hubo respuesta. Así comienza 'Aparato maravilloso. El sol de la bandera', de Assaf Iglesias, el último libro publicado por Cabeza de chorlito, una editorial, según sus creadores, "saltarina y despistada" que hace honor al pájaro que le da nombre: Los chorlitos no reconocen sus propios nidos y acaban empollando el nido equivocado. Se preguntan Bangerter y García-Alix: "¿Cómo ha podido sobrevivir un pájaro que deja a sus criaturas expuestas a tanto peligro". Y contestan: "Porque el pragmatismo no siempre lleva la razón".
Cabeza de chorlito huye del pragmatismo comercial y nace en el barrio de Tetuán de Madrid, en un taller presidido por un búho llamado Leopoldo y un zorro llamado JFK. Ambos disecados. Y en la entrada, la Harley Davidson de Alberto García-Alix, una de las tres motos que guarda en esta casa taller en la que también trabaja en sus fotografías.
Editan libros para tocar, para disfrutar, leer y releer. Desde el trabajo de Nicolás Combarro, 'Arquitectura y resistencia', hasta un facsímil de los cuadernos de dibujo de Maxwell Paternoster. Seis títulos a día de hoy, con una tirada de 500 ejemplares y precios ajustados, desde 15 a 48 euros. Y una necesidad como punto de partida: "Una necesidad emocional, no crematística", dice García Alix. "Yo siempre he estado metido en el papel, en los años 80 y 90 fui editor de El canto de la tripulación y después de eso no volví a editar, pero la idea estaba ahí", explica. El primer título que publicó Cabeza de chorlito fue una caja con diaporamas de su propia obra con música del argentino Daniel Melingo, "y ya nos liamos, nos encelamos", pero aclara: "no somos una editorial ambiciosa, esto es una aventura".
Frente al consumo rápido, Cabeza de chorlito defiende libros como objetos de arte y de disfrute, libros como humildes tesoros cuyo afán es el encuentro: "Siempre publicamos lo que nos enamora, no pensamos en las ventas, estamos más preocupados por cuidar y por hacer unos objetos que sean especiales, pequeños tesoros, y poder reflejar la obra de un artista con tiempo".
Su objetivo, dice Frédérique, es "seguir, publicar lo que nos conmueve" y convertir la editorial en una plataforma de trabajos artísticos. Cabeza de chorlito vende sus libros a través de internet (www.cabezadechorlito.net), en galerías de arte y librerías de Madrid, Barcelona, Valencia, Zaragoza o París.
Su próximo proyecto es más ambicioso que lo ya publicado, un libro de mayor formato con el trabajo de la tatuadora holandesa Morbella, que realiza dibujos a partir de fotografías de García-Alix. Mientras, el fotógrafo trabaja en una exposición que inaugurará en octubre en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, el MUSAC, a partir de la revisión de sus primeros fotolibros, 'Los malheridos, los bienamados y los traidores' y 'Bikers'.