El tapado de Francisco
Los que le conocen definen a Carlos Osoro como un "hombre dialogante, cercano y afable" que propugna una Iglesia de "puertas abiertas"
Madrid
Carlos Osoro (Castañeda, Cantabria, 1945) fue una vocación tardía. Se ordenó sacerdote a los 28 años tras estudiar Magisterio, primero y Ciencias exactas, después. Entró por tanto en la Iglesia Católica cuando ya se hacían notar los aires modernizadores del Concilio Vaticano II al igual que el papa Francisco, quien le ha bautizado como "el peregrino" por su afición a recorrer cada rincón de sus diócesis.
Definido por los que le conocen como un "hombre dialogante, cercano y afable" propugna una Iglesia de "puertas abiertas" que no defraude a los hombres y que salga a su encuentro en las realidades que estén viviendo.
Esta apertura social, no exenta de firmeza en asuntos como el aborto, ha sido valorada para ser elegido de cara al sínodo de octubre convocado por Francisco. En España, se le considera el próximo presidente de la Conferencia Episcopal.
Colecciona plumas, tiene un retrato de su madre en el despacho de su casa y allí guarda numerosos recuerdos de Ourense, dónde fue obispo durante 12 años. Entre sus primeras decisiones como arzobispo de Madrid: convocar a los jóvenes en la Almudena todos los primeros viernes de mes a las diez de la noche y despojar a la Fiesta de la Familia de su carácter reivindicativo.