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La Biblioteca Nacional acoge la exposición 'Teresa de Jesús. La prueba de mi verdad', con más de un centenar de obras que profundizan en su faceta de escritora y con la que se conmemora el V centenario de su nacimiento
Madrid
Dijo de ella Federico García Lorca que era "flamenquísima" y "enduendada", por ser "una de las pocas criaturas cuyo duende la traspasa como un dardo". Pero sepamos algo más de nuestra protagonista, según el sacerdote carmelita descalzo Juan Dobado: "Es una mujer emprendedora, imaginativa, audaz, rompedora con su tiempo, la primera mujer que escribe su autobiografía, primera mujer fundadora en la Iglesia, la primera doctora de la Iglesia y la primera doctora por la Universidad de Salamanca, propuesta nada menos que Miguel de Unamuno".
Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de un mercader, nació el miércoles 28 de marzo de 1515 en Ávila. Sus padres eran grandes lectores. Ella lo será desde niña y ello marcará su vida. Empezó devorando los libros de caballerías que su madre leía a escondidas de su marido, después llegarían las vidas de santos, libros como Las Confesiones de San Agustín o el Abecedario Espiritual de Francisco de Osuna.
'Prueba de mi verdad' es uno de sus versos y da título a esta exposición que muestra su infancia, sus crisis emocionales y físicas o su lucha por superar obstáculos. Una vida narrada a través de su faceta de escritora en la que sus obras 'Camino de perfección' o 'El libro de la vida' conviven con las de Zurbarán, Alonso Cano o Durero. Pero no son las únicas joyas que acoge esta muestra que conmemora el quinto centenario de su nacimiento: "Las representaciones de Santa Teresa procedentes de Europa, como el Rubens que viene de Rotterdam y que abre la exposición, o las representaciones de los éxtasis que vienen de Budapest y Viena, a piezas procedentes de 22 clausuras o conventos de carmelitas que apenas han salido de ellos", explica Dobado, comisario de la muestra junto con la filóloga y catedrática de Literatura Española Rosa Navarro Durán.
Misticismo y acción, aprendizaje y afán de perfección apenas dibujan el retrato de una Teresa de Jesús que en la España del Siglo de Oro no lo tuvo nada fácil. Dijo Teresa: "Veo los tiempos de manera que no es razón desechar ánimos virtuosos y fuertes, aunque sean de mujeres". Y el comisario de la exposición encuentra válido su espíritu de lucha en los tiempos que corren: "La época de Teresa fue también de crisis, casi incluso peor que ésta; le tocó la ruptura de la Iglesia, la aparición de Lutero, las herejías, la Inquisición... En nuestra época, en la que a veces nos quedamos abrumados por lo negativo, Teresa nos diría: a luchar como yo, ¿no?"