Ambulancias españolas, en el frente de Ucrania
Pedro, un ucraniano que vive y trabaja en Alicante, ha llevado hasta Ucrania una flotilla de seis ambulancias con matrícula española
Kiev
En el frente, hace falta de todo: los recursos escasean y cualquier aportación es bienvenida. Por eso se ha organizado un gran revuelo frente a la sede del gobierno regional de la ciudad de Lviv. Acaba de llegar una flotilla de ambulancias, y curiosamente todas llevan matrícula española.
Pedro, un ucraniano que vive y trabaja en Alicante, explica cómo han conseguido hacerlas llegar hasta aquí: "En España, entre todos los ucranianos, y no solamente, también entre todo el mundo que vive ahí, españoles, franceses, italianos... hemos hecho una colecta de dinero y con lo que hemos recogido hemos comprado seis ambulancias". También explica que está cansado, pero que se siente satisfecho de poder ayudar a sus compatriotas.
Él y un compañero se han dado el relevo al volante durante 48 horas para conducir las ambulancias hasta Ucrania. Son de segunda mano y se enviarán a varios hospitales y también a diferentes puntos del frente "para ayudar a salvar vidas", porque según explica la situación "es muy precaria".
Miembros del batallón de voluntarios "Sich" acuden para recoger uno de los vehículos. Uno de los combatientes, conocido con el sobrenombre de "El Apóstol", agradece la entrega y explica que, a pesar del alto el fuego, se trata de un material precioso: "Dicen que hay tregua, pero no es verdad, todavía se combate. Y puedo asegurar que mantendremos nuestras posiciones, a cualquier precio".
A mediados de febrero, entró en vigor un alto el fuego que está siendo globalmente respetado, lo que ha permitido retirar buena parte de la artillería pesada de la primera línea del frente siguiendo lo estipulado en los acuerdos de Minsk. Pero todavía se producen algunas escaramuzas y ambos bandos se acusan mutuamente de estar aprovechando la tregua para reorganizarse. También en una plaza de Lviv, un grupo de ciudadanos ha instalado un tenderete donde venden tartas caseras y pequeños objetos de artesanía. Con los fondos que recogen, compran chalecos anti bala para los combatientes. Otra prueba de que en Ucrania muy pocos confían en que la tregua pueda mantenerse durante demasiado tiempo.