La orden de detener a Plazaola llegó cuatro horas después de conocerse que debía volver a prisión

Madrid

El ministerio de Interior, Jorge Fernández Díaz, ha salido en defensa de los agentes de la Guardia Civil por varios motivos: primero porque las FSE no podían hacer seguimientos sobre Plazaola porque sería ilegal ya que era un hombre libre después de haber cumplido sus condenas. Por tanto, en teoría, no estaba controlado, ni podía estarlo.

La noticia se conoce hacia la una de la tarde cuando somos varios medios de comunicación los que contamos que el tribunal ha tomado una decisión y ha acordado la prisión para el etarra.

En el momento en que la noticia está ya en las redes sociales, los propios agentes de la benemérita adscritos a la jefatura de información de enlace con la Audiencia Nacional advirtieron a los responsables de la sección primera de la audiencia y a la secretaria de ejecutorias que el etarra se podía escapar, pero la orden oficial, la notificación imprescindible del Supremo a la audiencia, no llega hasta las cinco y media de la tarde. Han pasado cuatro horas cuando se recibe el auto ordenando la detención, puesta a disposición judicial e ingreso en prisión de Alberto Plazaola y, durante esas horas, dice Interior, no existe posibilidad jurídica alguna de proceder a la detención de Plazaola.

A este retraso hay que añadir otro de unas tres horas que se produce hasta que la guardia civil recibe la orden que autoriza la entrada en el domicilio y la detención.

Pero esa orden no se puede ejecutar sin la presencia de la secretaria judicial de la zona de Bergara que llega dos horas mas tarde. A las once de la noche cuando la guardia civil entra en la casa, no encuentra al etarra.