El Rayo acaricia la salvación
El Rayo Vallecano, con un gol del francés Gael Kakuta a los 22 minutos, logró una victoria que le permite acariciar la permanencia mientras que el Málaga, irreconocible en su juego, volvió a dar muestras del bajón que está sufriendo a domicilio
Madrid
Haciendo gala de su fútbol ofensivo y de una verticalidad de la que han hecho su seña de identidad, Rayo y Málaga se citaron en Vallecas para disputar un partido que, a priori, tenía todos los ingredientes para ser atractivo y vistoso para el espectador.
Ambos equipos no defraudaron y desde el inicio se esforzaron por sacar lo mejor de su repertorio, aunque el choque pecó de excesivo juego en el centro del campo sin un dominador claro en los primeros compases.
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A Adrián Embarba, única novedad en el once del Rayo, se le vio con ganas en su primer partido liguero como titular de la temporada. El canterano, que venía haciendo méritos para salir de inicio, intentó reivindicarse desde el extremo izquierdo poniendo en muchos apuros a Rosales con sus incursiones.
A los trece minutos, el Málaga pudo inaugurar el marcador con un pase de Juanmi que remató Samu Castillejo al cuerpo del portero argentino Cristian Álvarez, que tapó muy bien la portería con su salida.
El Rayo, lejos de arrugarse por la calidad que atesora el Málaga en ataque, fue ganando metros sobre el área rival y mediada la primera mitad encontró premio a su empeño con un gol de Gael Kakuta, quién remató un centro medido de Alberto Bueno en el segundo palo.
La reacción del conjunto malagueño no se hizo esperar y solo un minuto después, Samu Castillejo, con un remate de cabeza en el área pequeña que terminó en las manos de Cristian Álvarez, llevó los nervios a la afición local.
Antes del descanso, Paco Jémez tuvo que retirar del césped al brasileño Leo Baptistao por lesión y dio entrada al angoleño Manucho, auténtico ídolo de la parroquia franjirroja.
El cambio no trastocó demasiado los planes del Rayo aunque su juego pasó a ser algo más directo para aprovechar la altura de Manucho, cuya actuación se vio ensombrecida por su compañero de ataque, Alberto Bueno, que en el primer minuto de la segunda parte se sacó un derechazo desde fuera del área que Kameni despejó por encima del travesaño.
Javi Gracia, viendo la imprecisión que estaba mostrando su equipo, sobre todo al sacar el balón jugado, no tuvo más remedio que mover su banquillo y sacar al holandés Nordim Amrabat y al marfileño Arthur Boka.
Con ese doble cambio, el Málaga mejoró mucho su juego a partir de la posesión del esférico, aunque volvió a adolecer de pegada, sobre todo porque Samu García, Samu Castillejo y Juanmi, sus tres hombres más ofensivos, se mostraron demasiado imprecisos y apenas crearon peligro a Cristian Álvarez.
El partido se le terminó de complicar al Málaga a los 75 minutos, cuando el central Angeleri, tras propinar un codazo a Bueno, vio la segunda amarilla y fue expulsado.
Para entonces, el partido ya se había trabado demasiado y los nervios afloraban en uno y otro equipo. El que más pudo pagar ese nerviosismo fue el Málaga, que pudo encajar el segundo gol tras una falta de entendimiento entre Weligton y Kameni que a punto estuvo de aprovechar el portugués Licá, aunque el marcador no se movió más.