El obrador de voluntarios de Cáritas
Mientras se compara la labor de Cáritas con la de los partidos políticos,
los voluntarios de esta ONG siguen haciendo su trabajo. Un ejemplo lo
encontramos en un barrio de Cuenca, con una gran diversidad cultural, donde
elaboran y ofrecen desayunos y meriendas a más de 60 niños de familias con
escasos recursos

Un voluntario en el almacén de alimentos. / CÁRITAS

Cuenca
El barrio de Los Tiradores es uno de los más antiguos de Cuenca que surgió en la Edad Media como uno de los arrabales de la ciudad fortificada. Hoy en día es una mezcla de culturas: magrebíes, pakistaníes, rumanos o latinoamericanos de origen, conviven con los conquenses. Aquí la labor asistencial de Cáritas parroquial ‘Cristo del Amparo’ es más necesaria porque estas familias disponen de escasos recursos. En el centro hay un economato social, una guardería gestionada por voluntarios, talleres formativos y un obrador donde se elabora bollería artesanal. “Mi labor aquí es enseñar mi profesión a otras personas que quieran aprender”, explica Ángel Poyatos, un voluntario que, tras jubilarse de una vida de pastelero, acude a Caritas. El programa que él desarrolla tiene un doble objetivo. El primero es elaborar bollería artesanal y saludable para los desayunos y meriendas que ofrecen a diario a más de 60 niños. “Lo que elaboramos aquí ya no hay que comprarlo, con lo que ahorramos un gasto a la gestión de este centro de Cáritas”, explica el repostero. El segundo objetivo es formar en esta profesión a una docena de personas afectadas por una dolencia común, el paro.
Uno de los alumnos es Nicolás Díaz, un joven argentino de 32 años. Juega al rugby, no siempre tiene un trabajo estable, pero no duda en acudir a Cáritas a echar una mano. Huérfano desde niño, la vida no se ha portado muy bien con él. Ahora aprende el oficio de pastelero. “Me gusta a aprender”, nos cuenta. “Aquí con Ángel estamos haciendo magdalenas, bizcochos, torrijas… y estoy muy contento de poder ayudar a estas personas”.
Mari Carmen Bolas y Encarnación Monje son dos mujeres que han cumplido ya los 60 años. Las dos son voluntarias y su labor es servir los desayunos y preparar las meriendas. “Vengo los martes a servir las meriendas y a preparar las bolsas que repartimos a los niños. Por las mañana les preparamos la leche con cacao y les damos un bocadillo para el colegio”. “Vine por primera vez hace dos años y medio y desde entonces sigo colaborando todos los días”, nos cuentan.
El coordinador de toda esta actividad es Fernando Díaz Miranzo, otro voluntario que se deja la piel en este centro. “Una de las cosas que hemos notado que más han cambiado son los productos naturales que estamos dando a los niños en los desayunos, todo elaborado de forma artesanal y con mucho cariño. También estamos dando otra oportunidad de formación a estas personas y más sabiendo que lo hacen por los demás. Eso es lo que más les llena a ellos y a nosotros”. Una labor silenciosa de los voluntarios de Cáritas que sí deja su huella en la mejora de la vida diaria de las familias más necesitas del multicultural barrio conquense de Los Tiradores.

Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...