¿Un Parlamento a la británica?
Tras el último fracaso para actualizar el reglamento del Congreso, los partidos discutirán propuestas en el pleno para intentar actualizarlo
Madrid
Hay algo en lo que están de acuerdo los partidos políticos. Lo están desde hace años y coinciden todavía en la necesidad de reformar el reglamento del Congreso de los Diputados, vigente desde 1982 y que fija las normas de debates tediosos, sin posibilidad de réplica inmediata o de improvisación y que a veces complica que los asuntos que preocupan en la calle lleguen a la Cámara. Ocurre que, legislatura tras legislatura, los diputados son incapaces de ponerse de acuerdo y la última ponencia para cambiar las normas acabó en fracaso –como todas las precedentes- la semana pasada. Ahora el PSOE asegura que llevará algunas de sus propuestas al pleno para forzar al PP a que se pronuncie en público sobre las posibles modificaciones.
Los socialistas dicen inspirarse en el modelo británico, en el que el primer ministro y la oposición tienen mayor interacción y un debate vivo. Así, plantean que un grupo pueda preguntar al Presidente en la sesión de control por asuntos que no estén registrados con antelación. Hace unos plenos, Pedro Sánchez no pudo preguntar a Mariano Rajoy por el auto del juez Ruz sobre el caso Bárcenas porque el Ejecutivo arguyó, reglamento en mano, que la pregunta tenía que estar registrada desde días antes. El presidente conoce siempre de antemano los asuntos por los que le preguntarán.
Por lo pronto, los socialistas han registrado ya una iniciativa para que quien promueva una iniciativa legislativa popular (ILP) y recoja las firmas suficientes para pedir una nueva ley pueda defenderla en el pleno del Congreso. Apuestan también por que, si esta iniciativa superase el primer trámite, la comisión que promueva la ILP intervenga en las comisiones parlamentarias donde se discuta. El diputado socialista Pablo Martín explica que, en su propuesta, los grupos de ciudadanos que impulsan la ley decidirían quién es la persona que interviene en el Congreso y puede así participar en el debate.
El PP, donde reconocen que el Congreso funciona a veces “de manera anquilosada”, acusa al PSOE de bloquear las reformas. Son, en realidad, reproches mutuos y que se han repetido cada vez que fracasaron los intentos por abrir el Parlamento. Parece, sin embargo, que este era el momento propicio porque nunca fue tan grande el desencanto ciudadano según las encuestas y nunca tan altas las expectativas de partidos que ahora mismo están fuera de las Cámaras. Lo cierto, sin embargo, es que esta vez la ponencia tampoco se había reunido con frecuencia como para impulsar de verdad la reforma de la que todos hablan.
El Partido Popular sostiene que buscará ahora el acuerdo con el PSOE para impulsar, en lo que queda de legislatura, la regulación de los grupos de interés, de manera que los ciudadanos conozcan con quién se reúnen los diputados durante el proceso de tramitación de una ley, según explicó la diputada Arenales Serrano. Los socialistas afirman que la idea les parece bien aunque luego, cuando les toca ponerse de acuerdo, acostumbran a aparecer las diferencias.