El Supremo condena al arquitecto y al aparejador de una obra donde falleció un trabajador por no cumplirse las normas de seguridad

Madrid

El accidente mortal se produjo en 2002 en Barcelona durante la construcción de una casa unifamiliar. El operario se encontraba en una de las plantas del inmueble a unos 6 metros de altura. Al no existir vallas que delimitaran la zona de peligro, el hombre se precipitó al vacío falleciendo por el impacto.

La Audiencia de Barcelona ya condenó a la empresa constructora como responsable de no aplicar las medidas de seguridad. Arquitecto y aparejador siguieron estando al margen de cualquier procesamiento. Sin embargo, el Tribunal Supremo entiende que existe una clara responsabilidad de ambos profesionales en este fallecimiento.

Por un lado señala que el arquitecto es, en cualquier edificación, el director de la obra y el aparejador, el director de la ejecución. Por tanto esa responsabilidad profesional incluye una responsabilidad civil subsidiaria porque la normativa marca que los profesionales están obligados a paralizar la obra ante la inexistencia de medidas de seguridad.

Un extremo que se cumplió, lamentablemente, en este caso. Arquitecto y aparejador están obligados a denunciar ante la inspección de trabajo esta situación. Pero no lo hicieron.

Por eso las aseguradoras de estos dos profesionales tendrán que abonar al hijo del fallecido más de 120.000 euros. Queda claro por tanto, que si se es el responsable de la edificación de un inmueble será en todos los sentidos, no solamente para firmar el proyecto y cobrar por ello.