Xavi mantiene firme al Barça

El Barça se llevó los tres puntos de Balaídos y mantiene su renta de cuatro puntos sobre el Real Madrid. Y hasta ahí las buenas noticias para los de Luis Enrique esta noche. Porque los azulgranas jugaron mal y fueron inferiores a un Celta que no se llevó un premio que bien merecía.

El equipo gallego es uno de esos equipos de ideas fijas, que no cambian su forma de pensar ni de hacer. Que no le importa mucho el equipo que esté enfrente. Sea el colista o sea el líder. El equipo gallego cree en el fútbol que siempre predicó el Barça, en ese en que todo gira en torno a la pelota. Y así, de forma descarada y sin ningún rubor, los hombres de Berizzo atosigaron a los azulgranas hasta que se adueñaron de la pelota.

El centro del campo del Barça, esta vez con Busquets, Iniesta y Rafinha deambulaban por la cancha con poco sentido y sin ningún protagonismo. Y así las cosas, los centrales azulgranas se dedicaron a lanzar balones largos y a esperar que cazase alguna Messi. Porque Messi jugó de inicio a pesar de esas supuestas molestias en su tobillo derecho que no le dejaron siquiera entrenar con Argentina en los dos bolos que los del Tata tuvieron esta Semana Santa.

El Barça se sostuvo gracias Piqué, el mejor de los catalanes esta vez, y gracias también a Bravo, que sacó una buena mano a tiro de Larrivey cuando más se lucían los celtiñas. El atacante argentino se alió con su mejor socio, Nolito -los mismos que la liaron en el partido del Camp Nou para hacer el único- para hacer temblar a los azulgranas. También la tuvo Messi justo después con un tiro potente desde la frontal que un astuto Sergio desvió a córner.

Luis Enrique no lo vio nada claro, de hecho lo debio ver bastante oscuro, y cuando se habían jugado diez minutos del segundo acto dio entrada al campo a Xavi, que estas vacaciones ha estado en Catar cerrando su futuro próximo. El damnificado fue Rafinha, que pasó desapercibido en la que fue su casa.

La entrada del veterano centrocampista mudó al equipo porque además coincidió con un Celta mucho más fatigado y al que le pesaban ya demasiado las piernas para presionar como en el inicio. El Barça empezó a domar la pelota, a moverla de aquí para allá, a buscar y encontrar huecos.

De Xavi nació la jugada del único gol del partido. Sacó una falta larguísima que cabeceó Mathieu. Otra vez Mathieu y otra vez en una jugada de estrategia. Como en el Clásico de hace dos semanas.

Ese gol desmoralizó a los de Berizzo que lo hicieron todo y se quedaron sin nada. El Barça, en cambio, rentabilizó esa oportunidad de gol para mantener la renta de cuatro puntos sobre el Real Madrid, que por la mañana sacó los colores al Granada con nueve goles, cinco de ellos de Cristiano.