10 imprescindibles de El Salvador
La cruenta guerra civil que se libró en la década 80, sumado a la irracional violencia de las maras contribuyó a dibujar una imagen de El Salvador de territorio hostil y peligroso, un lugar ‘prohibido’ para el turismo. Liberado de este lastre, el ‘pulgarcito de Centroamérica’ es hoy un país democrático y en paz que sorprende por su belleza natural, su magnífica historia y por la calidez de sus gentes. Un auténtico paraíso por descubrir con 25 volcanes, 320 kilómetros de playas, ruinas mayas, selva, vida salvaje y mucho surf. Éstos son los 10 imprescindibles de un viaje a El Salvador.
1. Volcán Santa Ana
Ubicado en el llamado cinturón de fuego del Pacífico y con un 90% de su territorio compuesto de materiales volcánicos, El Salvador es uno de los países centroamericanos que cuenta con mayor numero de volcanes. Se estima en 25 la cantidad de cráteres volcánicos repartidos por toda su superficie, de los cuales solo se considera activos a unos pocos. Este es el caso de Izalco, San Marcelino, San Salvador, El Playón, Islas Quemadas, San Miguel, Conchagüita, y…, Santa Ana.
El Santa Ana (2.382 metros), en la cordillera Apaneca, es el volcán más alto y uno de los más activos del país, datando sus últimas erupciones de 1904, 1920 y 2005. Más que por su perfil cónico (en esto, el Izalco le gana en belleza), el también llamado Ilamatepeq destaca por su cráter, en cuyo interior se forma una laguna de aguas sulfurosas de espectaculares tonos turquesa.
2. El Tunco
A 37 kilómetros de San Salvador, en la costa del Pacífico, se localiza el destino más hedonista del país: El Tunco. Los amantes del sol, la vida nocturna y, sobre todo, el surf, encuentran en esta pequeña población, perteneciente a la llamada costa del Bálsamo, un aliado perfecto para la diversión.
Su playa es una de las más bellas de Centroamérica. De arena negra y aguas bravas, sus magnificas olas atraen cada año a cientos de surferos llegados de todas las partes del mundo. Incluso los más novatos pueden tomar sus primeras lecciones sobre la tabla en alguna de las escuelas que han proliferado en la zona al módico precio de 15 dólares por clase. De abril a agosto son los meses más concurridos ya que es la mejor época para surfear, dándose olas de hasta seis metros.
3. Museo de la Revolución Salvadoreña
De entre todas las guerras que sacudieron Latinoamérica durante el siglo XX, la guerra de El Salvador fue de las más cruentas. A pesar de que su desarrollo tuvo lugar entre 1980 y 1992, su origen se fue construyendo a lo largo de la década de los 70. La falta de libertadas del pueblo y la enorme brecha que se había abierto entre ricos y pobres (el 10% de la población disfrutaba del 80% de las riquezas del país) encendieron la mecha que dio origen al conflicto. La contienda enfrentó al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) con el ejército gubernamental, la Fuerza Armada de El Salvador (FMLN). Los primeros, de ideología comunista, contaron con el apoyo de la Unión Soviética, Cuba y Nicaragua; mientras que los segundos fueron secundados por EE.UU. y por las familias más pudientes de El Salvador.
La pequeña población de Perquín, en el departamento de Morazán, fue uno de los lugares en el que se libraron algunas de las batallas más cruentas. Actualmente acoge el Museo de la Revolución Salvadoreña, una rudimentaria exposición que recopila fotografías, carteles propagandísticos, armas, aviones siniestrados, boquetes dejados por las bombas y hasta el estudio de Radio Venceremos, la emisora de la guerrilla durante el conflicto. El hecho de que los propios guerrilleros sean los guías del museo contribuye a que está sea la visita más imprescindible para conocer la historia más reciente de El Salvador.
4. P.N. Boquerón
Ubicado a tan solo 20 minutos de la capital, sobre el volcán de San Salvador, se localiza este bosque húmedo subtropical consagrado como Parque Nacional en 2008. El Boquerón es una excursión perfecta para los amantes del senderismo, la adrenalina y la naturaleza. Cuenta con numerosas rutas bien señalizadas en las que se puede disfrutar de la abundante fauna y flora del lugar, un observatorio de aves, y miradores desde los que se aprecia el volcán de Izalco y el lago de Ilopango. No obstante, la atracción principal del parque, la cual ejerce de eje central del mismo, es un cráter de 1.600 metros de diámetro y 558 metros de profundidad producto de una violenta explosión que hizo que el antiguo cono volara por los aires y dejará esta gran boca a la que los salvadoreños bautizaron como El Boquerón.
5. Joya de Cerén
En la jurisdicción de San Juan de Opico, en el departamento de La Libertad, se localiza el único lugar de El Salvador que figura en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO: Joya de Cerén. Este yacimiento arqueológico, descubierto en 1976, es uno de los más importantes de Mesoamérica para conocer de primera mano la vida cotidiana de un pueblo maya hace 1.400 años. El sitio descubierto y explorado, se compone de 13 estructuras entra las que destacan la casa del chamán y el temascal, un baño colectivo del poblado. Desde 2003 existe un museo en el que se han conservado materiales y útiles domésticos hallados durante la excavación.
6. Ruta de las Flores
Al oeste del país, en los departamentos de Sonsonate y Ahuachapan, se localizan Apaneca, Juayua, Concepción de Ataco, Nahuizalco y Salcoatitan. Éstos son los cinco pueblos que conforman la llamada Ruta de las Flores, la región turística más reconocida fuera de las fronteras salvadoreñas. Con un clima benigno, yacimientos arqueológicos, volcanes, valles, plantaciones cafeteras, buena gastronomía y pintorescos pueblecitos, la visita a esta región es un ‘must’ durante cualquier viaje por El Salvador.
7. Golfo de Fonseca
Dominado por el nuevo puerto de La Unión, el Golfo de Fonseca es la bahía histórica que El Salvador comparte con Honduras y Nicaragua. Fue en esta gran ensenada por la que en 1522 los conquistadores españoles accedieron por primera vez a tierras salvadoreñas. Un lugar en el que la naturaleza se presenta en su forma más salvaje e indómita, con once tipos de vegetación natural, cuatro formaciones de fondo marino y seis zonas de vida silvestre. Una orgía medioambiental dispersa en el archipiélago volcánico formado por las islas Meanguera del Golfo, Meanguerita, Perico, Martín Pérez, Zacatillo, Conejo y Conchagüita. Con algunas zonas pantanosas y pocas playas, el Golfo de Fonseca posee algunas estructuras prehispánicas y coloniales en sus riberas e islas, que fueron atacadas por piratas durante los siglos XVII y XVIII. Un territorio para disfrutar de la naturaleza de forma pausada.
8. Suchitoto y el Lago Suchitlán
Como ocurre en México con San Cristóbal de las Casas, o en Guatemala con Antigua; El Salvador cuenta también con su propia ciudad de puro sabor colonial: Suchitoto. Menos explotada turísticamente que las anteriores, Suchitoto es famosa por sus calles y avenidas empedradas y sus casas de estilo colonial. Construidas en una o dos plantas, siguiendo el modelo arquitectónico implantado por los españoles, poseen amplios corredores y salones, columnas, soportes y puertas de madera, gruesos muros de baharaque, techos con tejas de barro y balcones de herrería, son de la segunda mitad del s. XIX. No obstante, el epicentro cultural de la ciudad es la iglesia de Santa Lucía, ubicada en la bella y porticada Plaza Centenario, uno de los templos más importantes de la época republicana y considerada Monumento Nacional. Los alrededores de Suchitoto son de gran interés ecológico, pudiéndose visitar el lago artificial de Suchitlán, el más grande del país y donde se pueden hacer paseos en lancha; el rio Lempa; y los senderos que transitan por elevaciones y poblados cercanos.
9. P.N. el Imposible
El Imposible es el parque nacional más extenso e importante de El Salvador. Localizado en las elevaciones costeras del Pacífico, entre los municipios de San Francisco Menéndez y Tacuba, alberga la mayor biodiversidad del país. En este área de 5.000 hectáreas se concentran unas 500 especies de plantas, más de 100 especies de mamíferos, 285 aves, 53 anfibios y reptiles, y unas 5.000 variedades de mariposa. En definitiva, se trata de una autentica reliquia natural refugio de numerosas especies y ecosistemas amenazados.
10. San Salvador
A pesar de no tratarse de una de las ciudades más bellas de Centroamérica, la capital de El Salvador es un imprescindible en cualquier visita al país por muchos otros motivos. Su ubicación geográfica, su importancia política, económica, social, cultural, y el importante núcleo poblacional de cerca de dos millones de habitantes que contiene su área metropolitana, convierten a San Salvador en una cita ineludible para el viajero. Museos, teatros, plazas, monumentos, parques, tumbas de personajes ilustres, edificios históricos, restaurantes, bares, lugares de ocio…, todo esto y mucho más se concentra en este entramado de calles y avenidas a los pies del volcán de San Salvador y de elevaciones como el cerro de San Jacinto, los Planes de Renderos o la cordillera del Bálsamo.