Freno a "las manos resbaladizas" en el transporte público

París

Las francesas están hartas de las “manos resbaladizas” en los transportes públicos y de lo que algunos llaman piropos. El 100% de las que utilizan el transporte público asegura haber sido acosada de alguna manera a lo largo de su vida. El Alto Consejo de la Igualdad reclama que se conciencie a los agentes de policía, y sobre todo se les recuerda que los tocamientos indeseados pueden ser castigados hasta con la cárcel.

La encuesta realizada por el Alto Consejo para la Igualdad entre Hombres y Mujeres a petición del Gobierno francés no deja lugar a dudas: el cien por cien de las mujeres que utilizan el transporte público en Francia confiesa haberse sentido acosadas sexualmente en el transcurso de su vida. Las jóvenes aseguran que se sienten “molestadas” con cierta frecuencia, sobre todo en los transportes de cercanías. En las horas puntas, cuando los trenes van más llenos, aparecen las manos “resbaladizas”, han confesado muchas mujeres a los medios de comunicación franceses.

“!Qué bonita eres, guapa! No respondo jamás, prefiero ignorarlos… por la noche es peor, a veces da miedo, no hay que pararse, seguir o tratar de colocarse al lado de otras personas…". Frases como esta, o peores, las escucha Ivonne, 25 años, con cierta frecuencia en el cercanías que la lleva a París para trabajar cada día, según ha contado a la Cadena SER.

“Si llevas falda ya es ocasión para que te silben, por eso yo siempre llevo pantalones…”. A Brigitte, 18, tampoco le gusta que se dirijan a ella de esta manera. Las dos confirman que el intento frustrado de conversación de esos interlocutores espontáneos suele acabar con insultos, como “ puta, guarra”.

Lo que para muchos (hombres, sobre todo) es un simple piropo, para el Alto Consejo Nacional de Igualdad es “acoso y hostigamiento sexual”. Un tipo de “violencia hacia las mujeres que tiene por finalidad crear una situación que intimide, humille, degrade y ofenda”. Así lo escribe el informe publicado recientemente por esta institución y que añade que a veces “ese hostigamiento” se expresa “con diversas formas como los silbidos o comentarios sobre el físico que no están penados por la ley, o con injurias, que sí están condenadas por la ley”.

El Consejo exige al Gobierno una amplia campaña de información y concienciación pública contra los agresores, más formación para la policía, para que persiga los ataques verbales. Pero sobre todo la aplicación de la legislación vigente. Hasta ahora se detiene a muy pocos agresores que hacen tocamientos y frotamientos en los transportes públicos, penados en Francia con multas de 75.000 euros y hasta cinco años de prisión.

El Consejo pretende hacer una campaña de información pública inspirada en la del metro de Nueva York. “Un tren lleno no es una excusa para un contacto o comportamiento sexual indeseado” se lee en los carteles de los transportes públicos neoyorquinos. En Boston el mensaje es más directo: “guardad vuestras partes íntimas para vosotros”.