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El "desorden" del PP

En las filas populares aumentan los recelos y la tensión interna. Desde dentro, critican el descontrol que hay, denuncian la fractura del partido y la falta de coordinación del Gobierno. Algunos buscan sucesor. Pero la mayoría cree que hasta las generales no se moverá nada

La sede del Partido Popular, en la calle Génova. / CADENA SER

La sede del Partido Popular, en la calle Génova.

Madrid

Desde la derrota en las elecciones andaluzas, la situación en el PP es de “desorden”. Así es como lo ven varios dirigentes populares consultados por la Cadena SER. Todos coinciden en su diagnóstico. Realizan un análisis muy duro, en el que también se habla de “desconcierto” y “descomposición”. “La sensación generalizada es que aquí no manda nadie”, dice un diputado. Otro parlamentario cree que ahora se están “pagando las consecuencias del tipo de liderazgo que durante todos estos años ha ejercido Rajoy”.

La mayoría de cargos confiesan que están “cabreados, hartos y muy cansados” de todo lo que se está viviendo en sus filas y de que no se haga algo para resolver la situación. Lo de Rodrigo Rato dicen que es “la gota que colma el vaso”. Lo que barre su discurso de regeneración democrática.

Y critican el descontrol. Se preguntan quién está filtrando todos estos datos, por qué se está manejando tan mal la información, quién está gestionando la situación, por qué se están haciendo el harakiri, por qué no se abre una investigación para detectar el origen de la fuga de datos… Y se quejan no solo de que todo esto salga antes de las elecciones, sino de que, además, se cometan tantos errores de estrategia como, por ejemplo, que se vuelva a abrir el tema del aborto que ya tenían enterrado.

Dicen que lo de Vicente Martínez Pujalte y Federico Trillo, es algo más que añadir a la lista para que los ciudadanos no les voten. Será legal, pero a muchos de sus compañeros no les gusta. Sobre todo a aquellos que dicen que el PP absorbe “todo su trabajo” y no tienen tiempo para sacarse un sobresueldo como asesores. Y hay quien recuerda, y no comprende, como el exministro de Justicia de Aznar pasó su minuta al PP por la defensa del caso Gürtel.

Y da igual que desde la Moncloa defiendan que “lo importante es que no ha estallado ningún caso de corrupción dentro del Gobierno y que lo que está saliendo es el pasado”. No funciona porque muchos en el Partido Popular, saben que las siglas se han “manchado”.

Además, creen que la fractura del partido es evidente. Ya hablan de la guerra entre Javier Arenas y María Dolores de Cospedal como de un clásico. Y también de la que la secretaria general del PP mantiene con Soraya Sáenz de Santamaría. Una batalla que se ha recrudecido después de que una información apuntara a que el CNI, que controla la vicepresidenta, estaba investigando al marido de Cospedal. Esta última, no ha dudado en lanzar un dardo a la vicepresidenta al decir que no sabía que había podido “inducir” a Sáenz de Santamaría a hablar de “amnistía fiscal” cuando es “una regularización“.

Los cargos consultados por la SER miran hacia el Ejecutivo y critican su “falta de coordinación”. “Todos juegan contra todos, van a lo suyo y buscan cómo salvarse”, señala uno. Muchos hablan de nervios. Opinan que todo lo está ocurriendo tiene “una clave sucesoria”.

Cospedal y Sáenz de Santamaría, con su pelea. Se dice que Aguirre ha hecho sus listas pensando en el futuro. Pero nadie la ve ya como una amenaza porque no creen que vaya a ganar por mayoría absoluta y eso la retira de cualquier carrera. Y miran hacia Feijóo. “Estoy aquí para ser útil a Rajoy”, proclamó hace unos días en Madrid. Para muchos “una señal”, para otros “una equivocación” que muestre así sus cartas. Mientras, cuentan en el PP, Rajoy “observa” y asiste a “todas las peleas de gallitos”. “Pero es difícil que encuentre un nombre con galones suficientes y que sea del gusto de todas las familias”, explica uno de los que le rodean.

El malestar va en aumento en el Grupo Popular, la tensión se extiende hacia el resto de cargos, los dirigentes los cargos territoriales se desesperan por los resultados que pueden cosechar en mayo. Se va contagiando el desánimo. Y algunos, incluso, han empezado a mirarse con recelo. Tanto que ya, cuando ven a los diputados afines a Aznar comiendo, hablan de un sector crítico que se está organizando para la “rebelión interna”.

“Los reproches existen. Un 99% del partido no puede más porque ven que nos encaminamos hacia el abismo”, resalta un cargo del PP. Pero en Génova dicen que a un mes de las elecciones no se van a hacer cambios. ¿Y después? Algunos consideran que Rajoy tendrá que reaccionar. “Pero lo que no se haga en verano, ya no se hace”, señalan. Y piensan que así llegarán a las generales. Sin mover ni una ficha. Ni refundación, ni nuevo candidato. “Mientras no se certifique la catástrofe, no se moverá nada”, sentencia un dirigente popular.

 
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