Declaran el estado de emergencia en Baltimore por los fuertes disturbios
Las protestas por la muerte de un chico de 25 años mientras estaba detenido por la Policía derivan en enfrentamientos violentos que dejan al menos 27 detenidos y 15 policías heridos
Washington
La alcaldesa de Baltimore (EEUU), Stephanie Rawlings-Blake, ha declarado un toque de queda en la ciudad que se empezará a aplicar a partir de las 10 de la noche del martes y que se prolongará durante una semana entera.
Las autoridades pretenden rebajar así la violencia que se ha apoderado durante las últimas horas de las calles de Baltimore a raíz de la muerte de un joven afroamericano cuando se encontraba bajo custodia policial.
El último balance policial cifró en veintisiete los detenidos durante las protestas de hoy, además de quince agentes de policía heridos, dos de los cuales permanecen en el hospital en estado grave.
Los disturbios han provocado también importantes daños materiales, con la quema de vehículos y una tienda, así como saqueos en varios comercios.
Por su parte, el gobernador de Maryland, el republicano Larry Hogan, declaró poco antes el estado de emergencia en Baltimore y movilizó a la Guardia Nacional (una fuerza militar de reserva) para "hacer frente a la creciente violencia y agitación" en la ciudad.
El origen de la protesta es la muerte de Freddie Gray, de 25 años, quien sufrió un golpe en la espalda cuando la Policía de Baltimore procedía a su detención el 12 de abril y pese a que solicitó asistencia médica nunca le fue otorgada. Una semana después, el 19 de abril, Gray falleció en el hospital debido a la herida.
Hoy tuvo lugar en Baltimore el funeral del joven, al que asistieron miles de personas y que transcurrió de forma pacífica, pero cuando concluyó se desencadenaron protestas violentas que se expandieron por gran parte de la ciudad.
Este nuevo caso ha reabierto las heridas en la comunidad afroamericana, que, tras la muerte de Michael Brown en Ferguson (Misuri) el pasado mes de agosto, denuncia que existe un notorio uso desproporcionado de la fuerza por parte de los policías con la población negra.