10 cosas que no te puedes perder en Colombia
Hoy te contamos qué 10 cosas no te puedes perder en Colombia, las cuales protagonizarían cualquier viaje de ensueño a este fabuloso país sudamericano.
La capital colombiana tiene un casco histórico, pequeño pero lleno de lugares de interés. Se llama La Candelaria y sus calles empedradas y llenas de edificios coloniales de una planta y vivos colores tiene nombre evocadores: calle de La Rosa, callejón de la Moneda, o calle de las Culebras.?En él está también la catedral y los edificios civiles y religiosos más antiguos de la ciudad.
Se trata de un triángulo montañoso en la cordillera occidental de Colombia, entre las ciudades de Armenia, Pereira y Manizales donde se cultiva, dicen, el mejor café de Colombia. Lo que quiere decir el mejor café del mundo. Un paisaje domesticado y modelado por el hombre desde hace siglos. Un escenario de suaves y verdes colinas con interminables plantaciones de café, tan perfectas y tan simétricas como las cuadrículas de un crucigrama, y punteadas por plataneras, ya que ambos cultivos se complementan y comparten espacio.
Santa Marta tiene tren pero no tiene tranvía, decía la cumbia. Y lo que sí tiene también son algunas de las mejores playas del Caribe colombiano. La playa del Rodadero, a las afueras de la ciudad, es la más popular y bulliciosa. La de Taganga es la de los mochileros y el turismo más joven y fiestero. Pero si quieres playas vírgenes, tienes las de Chenge, la de Cinto y la de Jorara, naturales y poco explotadas.
Un clásico inexcusable. Cartagena es una de las ciudades coloniales más bellas y mejor conservadas de América. A la luz de las farolas, el centro amurallado de Cartagena nos transporta a tiempos pasados. Rincones como la puerta del Reloj, la plaza de los Coches, o el entorno de la catedral nos muestran lo mejor de la arquitectura colonial. Lo bueno de Cartagena es que no es un museo de cartón-piedra sin vida. En sus calles los colombianos siguen riendo, bailando, comerciando y amando como antes de que se inventara el turismo.
No os perdáis el artículo Cartagena, probablemente la ciudad más bella de América que publicamos hace unas semanas.
Es el Machu Picchu colombiano. Una ciudad para 2.500 almas que los indígenas tayrona construyeron hacia el año 700 en unas laderas boscosas de la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte del país. Cuando se extinguieron, la ciudad cayó en el olvido hasta que fue redescubierta en la década de los 70. Para llegar a ella hay que caminar cinco días por la selva más tupida y húmeda que puedas imaginar, pero la recompensa de llegar a ella justifica el esfuerzo.
Colombia se asoma a la cuenca del río más grande de Sudamérica por el Departamento del Amazonas. Un territorio interminable de miles y miles de kilómetros cuadrados forrados de árboles y agua. Leticia, su capital, es una ciudad de frontera, hecha a la avalancha. A dos horas de vuelo desde Bogotá, en medio de la selva más impenetrable, está incomunicada del resto del mundo por tierra. Solo se puede llegar hasta aquí en avión o en los lentos barcos de pasaje y carga que recorren el Amazonas hacia Iquitos o Manaos. Una circunstancia que acrecienta la sensación de lejanía; la justificación del misterio y la aventura que rodean el topónimo Amazonas.
Estas dos islas colombianas en medio del mar Caribe son el territorio nacional más curioso. Están más cerca de Nicaragua que de Bogotá pero por azares de la historia quedo bajo soberanía colombiana. Ambos son buenos destinos turísticos de sol y playa, pero muy diferentes entre sí. San Andrés es una isla muy popular, la favorita de muchos colombianos para pasar las vacaciones. Es bullanguera además de puerto franco por lo que la gente viene a comprar las más diversas mercancías. Providencia es una isla casi aislada, en la que sus habitantes, descendientes de esclavos africanos, han impedido que se instalen grandes cadenas hoteleras y ellos mismos regentan el escaso turismo que les llega. Provindencia es uno de los sitios más puros del Caribe.
Es uno de los territorios más curiosos de Colombia. Situada en la esquina norte del país, en una península caribeña que comparte con Venezuela, gran parte de la Guajira es un puro desierto donde aún hoy existen rancherías perdidas a las que no llega ni la luz ni el agua y por donde hay que moverse en vehículos todoterreno y con guías conocedores de las pistas. Todo eso a menos de una hora de camino de las frondosas selvas de la Sierra Nevada. La Guajira es una tierra de colores variados y de paisajes ásperos y duros, con bellas playas, como la del Cabo de la Vela o Punta Gallinas, donde se puede conocer de cerca una de las etnias más singulares del país, los wajuu.
Una de la joyas naturales del Caribe colombiano. Se trata de una franja costera cuya situación, entre el mar y los glaciares de Sierra Nevada, le otorgan un clima y una flora muy especial. Por eso fue protegida como parque. Cuenta con bellísimas playas, aunque la mayoría no son aptas para el baño por su bravura, y senderos que recorren todo el frente costero, entre arenales, manglares y bosque tropical lluvioso.
Es uno de los pueblos más bellos de Colombia, con una arquitectura colonial de los siglos XVII y XVIII perfectamente conservada. Por eso fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Entre casonas, iglesias, conventos y bonitas fachadas de revoco se pueden encontrar restaurantes donde degustar los platos locales: el bolón de coco, los casabitos, el arroz de pajarito o el ayaco momposino.