Finlandia: capitales del sur (Helsinki, Tampere y Turku)

Finlandia es frío, nieve y naturaleza. Se conoce por los extensos bosques que tapizan todo la nación, por los miles de lagos que agujeran su territorio, por sus pilotos de rally, por su remota región lapona, donde está la casa de Santa Claus, y por ser un lugar perfecto para observar auroras boreales. Sin embargo, pocas veces se habla de sus ciudades.

En ocasiones ignoradas por quienes visitan el país, ansiosos por conocer los tesoros que se esconden en la remota región de Laponia, las apacibles urbes finesas sirven para obtener una visión más precisa de la cultura finlandesa, de sus gentes y para conocer de primera mano su idiosincrasia. En el sur, Helsinki, Tampere y Turku son los máximos exponentes de lo que es la Finlandia del siglo XXI.

 HELSINKI: el "todo" finlandés

Helsinki es una ciudad que abraza el mar. Desde que en 1812 fuera nombrada capital de Finlandia, en detrimento de la histórica Turku, la ciudad no ha parado de crecer hasta convertirse en lo que es hoy, una ciudad de 600.000 habitantes en la que todos los valores de la sociedad finlandesa están recogidos. Un perfecto equilibrio entre lo ruso y lo nórdico.

Helsinki es una ciudad limpia, ordenada, clásica y a la vez moderna. Con unos barrios periféricos con una personalidad muy marcada - como es el caso de Kallio - ; y con un centro histórico que impresiona por sus calles de adoquines, cuidadas con esmero y jalonadas con opulentos edificios neoclásicos, por sus tranvías que vienen y van en un pausado transitar que es tan bello en invierno cuando la nieve cubre de blanco la ciudad; como en verano, cuando los eternos días soleados hacen que reluzca de forma esplendorosa.

Una ciudad cosmopolita que se abre al mundo a través de sus arquitectos, modistos y diseñadores, y que cuenta con la oferta de ocio y cultura más grande del país, y tratándose de Finlandia eso ya es decir mucho.

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Resulta difícil condensar en pocas líneas lo que esta capital ofrece al visitante, pero hay un punto clave para comenzar a conocer la idiosincrasia de Helsinki: la plaza del Senado (Senaatintori). Se trata del auténtico escaparate de la ciudad y es el lugar donde se ubican algunos de los edificios neoclásicos más importantes, como la inmaculada Catedral de Helsinki (Tuomiokirkko), la Universidad y la Biblioteca Nacional.

No muy lejos de allí se sitúa la plaza del Mercado, el centro neurálgico, y desde donde zarpan los barcos hacia los cientos de islas que configuran el moteado litoral de la ciudad. Precisamente uno de los recorridos más hermosos es el que recorre la parte oriental de la costa de Helsinki a través de las islas Villinki, Santahamina y Mustikkamaa.

Y no es aburrida…, la vida nocturna en Helsinki está cargada de emociones fuertes. Una noche en el Tavastia Club, el mejor local para disfrutar de conciertos en la ciudad, puede ser un motivo más que justificado para visitar la capital de Finlandia. Eso… y disfrutar de unas Karhu – la cerveza local – en buena compañía.

TAMPERE: la "Manchester" de Finlandia

Tampere es como un imán. Si se le preguntase a un finlandés en qué ciudad de su país le gustaría vivir, un alto porcentaje respondería Tampere. Una ciudad sin grandes alardes, hecha para el amante de lo cotidiano y de los pequeños detalles, de clima frío, pero acogedora para el que la habita. El hecho de haber ejercido en la última década de  puerta de entrada para los vuelos de bajo coste de Ryanair le ha servido para que muchos ávidos viajeros la hayan situado en el mapa e incluso se hayan aventurado a indagar que esconden las animadas y a la vez tranquilas calles de esta ciudad.

A pesar de tratarse de una localidad pequeña con algo más de 215.000 habitantes, se trata de la tercera ciudad más poblada del país (tras Helsinki y Vantaa) y la ciudad de interior más grande de los países nórdicos. Su escasa población no está discutida con su aire de metrópoli, Tampere es urbanita, pero sencilla a la vez, quizá sea la plaza Keskutori el mejor punto para tomarle el pulso a la ciudad, mientras se observa a la gente pasar y se escucha el sereno bullicio que flota en el ambiente.

Tampere, es como algunos dicen, la "Manchester de Finlandia"…, y no se equivocan. Su aspecto industrial, con antiguas fábricas de ladrillo rojo descubierto, ahora reconvertidas en lofts, museos o tiendas de diseño, la confieren un regusto a ciudad inglesa que al mismo tiempo es su distintivo dentro de las ciudades finesas. Finlayson, una vieja fábrica textil que fue la primera empresa finlandesa, representa a la perfección la fotografía de la Tampere más industrial. Además en sus aledaños se encuentra la cervecería Plevna, una cervecería tradicional finlandesa sumamente recomendable que retrotrae al cliente a la época de las antiguas tabernas nórdicas.

Culturalmente es también una ciudad agraciada. Vapriikki, es el centro museístico más importante de la ciudad. Situado a orillas de los rápidos de Tammerkoski, en el Vapriikki se pueden disfrutar de una decena de museos que narran desde la historia de la ciudad, pasando por un museo de ciencias naturales e incluso uno que recoge los mejores momentos del hockey hielo finlandés, el deporte nacional del país.

Otras dos cosas que no se deben dejar de hacer en Tampere son: subir a lo alto de la torre Näsinnneula - en el parque de atracciones de Särkänniemi -, desde cuyo restaurante giratorio se puede fotografiar la mejor panorámica de la ciudad; y probar la especialidad local, la mustamakkara, una sabrosa butifarra negra de la que se fabrican unos 4.500 kilos al día.

TURKU: la ciudad de las más o menos siete colinas

El eslogan de su oficina de turismo así lo reza, Turku es… “la ciudad de las más o menos siete colinas”. Lo de más o menos es por la escasa altura de las mismas, la más alta Vartiouvori alcanza a duras penas los 50 metros sobre el nivel del mar.

Sin embargo Turku (Åbo, en sueco)  no necesita valerse de “topicazos” para venderse como ciudad. Tiene personalidad propia, un importante bagaje histórico y cultural, mar, un archipiélago formado por cientos de islas, y un río: el Aura, que bombea la sangre de la ciudad, es la auténtica espina dorsal de la misma y el punto más concurrido de Turku durante todo el año, especialmente durante los meses de verano.

A lo largo de su ribera se extienden los mejores restaurantes y cafés de la ciudad, como el Pinella - uno de los más antiguos de Finlandia -, o el Mami, uno de los mejores exponentes de la nueva cocina finlandesa: platos sencillos, preparados con esmero y con productos frescos y sanos. Así como algunos de los museos más interesantes como el Aboa Vetus & Ars Nova, que muestra la historia de la ciudad y cuenta con exposiciones de arte contemporáneo; y el Forum Marinum, el museo nacional dedicado a la navegación.

El Aura conecta la Catedral con el Castillo, los dos edificios más emblemáticos de Turku. El paseo peatonal que une ambos “highlights” es una obligación en cualquier visita a Turku. El Castillo ha vigilado la desembocadura del Aura y ha vivido buena parte de los momentos más históricos de la ciudad, mientras que la Catedral, situada sobre la colina Unikankare, lleva siendo el santuario de Finlandia desde que se consagró en el año 1300.

Una de las mayores atracciones de la ciudad (para los meses de verano), es hacer una excursión en barco a alguna de las más de 20.000 islas e islotes que componen el archipiélago de Turku. Bañado por las frías aguas del Mar Báltico, en pleno Golfo de Botnia, está considerado uno de los archipiélagos más densos y numerosos del mundo. Son muchos los barcos que ofrecen excursiones desde la ciudad con la posibilidad de apearse en alguna de las pequeñas islas y pasar unos días de desconexión, paz y armonía en una idílica cabañita finlandesa.

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