Los 10 pueblos más bonitos del País Vasco
Por tradición, cultura e historia, el País Vasco es uno de los territorios con una de las personalidades más acusadas de España. A pesar de contar con un tamaño más bien pequeño, se trata de una tierra llena de contrastes y con una gran variedad paisajística: mar, media montaña, valles profundos, playas, bosques y extensas llanuras. Una comunidad autónoma que defiende de manera férrea su identidad, con una lengua propia sin ligazón alguna con las de los países vecinos y con unos pintorescos pueblecitos diseminados por sus tres provincias. Estos son los 10 pueblos más bonitos del País Vasco.
Historia medieval, tradición marinera y clásicos veraneos se mezclan en uno de los municipios con más solera de la provincia de Guipúzcoa. Situado a orillas de una amplia bahía, en la desembocadura del río Bidasoa que separa Francia de España, Hondarribia es uno de los pueblos más encantadores del País Vasco. Su casco viejo, rodeado por una muralla de época medieval, es un laberinto de callejuelas adoquinadas colmadas de edificios barrocos y casas de estilo tradicional vasco con coloridas balconadas de madera. Además, su barrio de La Marina, es una de las mecas gastronómicas del norte de España, estando repleto de tascas y restaurantes para potear y tomar pintxos de una calidad culinaria al alcance de pocos fogones en el mundo.
En la comarca de Lea-Artibai, sobre las laderas de los montes Otoio y Lumentza que van a morir al golfo de Vizcaya se localiza este tradicional puerto pesquero de gran riqueza monumental y profundas raíces marineras. Localizado en la desembocadura del río Lea, entre las playas de Isuntza y Karraspio, cuenta con un casco antiguo con un importante patrimonio artístico encabezado por la basílica de la Asunción de Santa María, cuyo retablo gótico es el tercero más grande en España. Sus numerosos palacios, la plaza de la Independencia, el colorido puerto Txatxo, el puente de Isuntza, la isla de San Nicolás, y el faro de Santa Catalina son otros de los `highlights’ del municipio vizcaíno.
Situada a tan solo 15 kilómetros de Logroño, Laguardia se ha convertido en los últimos años en la capital turística de La Rioja alavesa. Tierra de vinos y bodegas vanguardistas, como la de Ysios, está población de apenas 1.300 habitantes ha sabido preservar con gran acierto su carácter medieval. Los amantes del arte y la historia no dudarán en poner a la iglesia de Santa María de los Reyes como su objetivo número uno; no obstante, está plaza fuerte amurallada cuenta con muchos más atractivos como su cuidado casco histórico, sus iglesias, las casonas y, cómo no, sus extraordinarias murallas del siglo XIII.
Otrora uno de los centros balleneros más importantes de la costa vasca, Mutriku (5.300 habitantes) se escalona en una vertiginosa vertical que desciende desde la plaza del Ayuntamiento hasta el puerto viejo. Constituido por calles estrechas y empinadas repletas de palacios, torres y casas señoriales, su casco histórico forma uno de los conjuntos monumentales más importantes de la provincia. No obstante, la belleza de su entorno paisajístico es otro de sus puntos fuerte, su accidentado litoral compuesto de hermosos acantilados y playas como la de Saturraran complementan la sucesión de montas y acogedores valles que rodean la población.
Detrás del cabo de Ogoño, arracimado en la pared de un acantilado, se esconde una de las joyas más preciadas de la costa vizcaína: Elantxobe. Aún desconocido para buena parte de los vascos, está localidad de apenas 400 habitantes y profundas raíces marineras, presume de contar con una de las fiestas veraniegas más animadas de la provincia: el día de Madalenas. Una romería que cada mes de julio congrega a cientos de visitantes vestidos de azul en su pequeño puerto pesquero.
Localidad de nacimiento de Juan Sebastián Elcano, el primer marinero en circunnavegar la Tierra, Getaria es una de las poblaciones guipuzcoanas con uno de los cascos viejos más prolijos en edificios históricos. La iglesia gótica de San Salvador, Monumento Nacional, es el edificio más representativo de la villa. No obstante, el monte San Antón, un saliente rocoso que fue unido a tierra firme hace más de cinco siglos para reforzar el puerto comercial, se ha convertido en la imagen del pueblo, siendo por todos conocido como el “Ratón de Guetaria”. No conviene marcharse del pueblo sin haber probado el besugo, pues es en los bares y restaurantes de la localidad donde mejor se cocina de todo Euskadi.
Conocido popularmente como el “Guggenheim del vino”, el imponente edificio de las bodegas del Marqués de Riscal diseñado por el arquitecto canadiense Frank Gehry, domina junto a la iglesia de San Andrés el ‘skyline’ de esta localidad alavesa. De arraigada tradición vinícola, Elciego está rodeado por un paraje de extraordinaria belleza tapizado por hectáreas de cepas de las que se extraen con esmero los reputados caldos que le han consagrado como capital del vino alavés. Además, al pueblo no le faltan reclamos turísticos más clásicos, puesto que cuenta con un casco urbano muy bien conservado en el que destacan sus recias casas de piedra de sillería, muchas de ellas blasonadas con escudos barrocos, balcones, rejas de forja y aleros de madera noble tallada.
Dos villas gemelas que se miran frente a frente ocupan el fondo de una profunda bahía que se conoce popularmente como “el fiordo”. Pasajes de San Pedro y Pasai Donibane permiten una inmersión intensa en pueblos marineros con mucha historia y un patrimonio arquitectónico envidiable. Unidos por el “gasolino”, una embarcación que comunica ambas poblaciones cruzando una bahía repleta de txalupas, es Pasai Donibane la que presenta una fachada marítima más tradicional e interesante con hileras de casas de tres o cuatro alturas, balcones de madera, puertas, ventanas y contraventanas pintadas de vivos colores. Una localidad que encandiló al escritor francés Victor Hugo, que fijo su residencia en 1843, y cuya casa se puede visitar. Los barrios de Trintxerpe y Pasai Antxo completan un municipio de muy fácil acceso desde San Sebastián.
Elorrio es, sin lugar a dudas, el conjunto urbano más monumental de toda la provincia de Vizcaya. Emplazado en la comarca del Duranguesado, cuenta con un extraordinario patrimonio formado por hasta sesenta casas blasonadas y palacios de los siglos XVI y XVII, los cuales han sido declarados Conjunto Histórico-Artístico en 1964. Pasear por el centro de esta localidad de 7.300 habitantes, supone conocer de primera mano la arquitectura tradicional vasca de corte noble. La visita a la cercana necrópolis de Argiñeta, un cementerio de época medieval formado por veinte sepulcros y estelas discoidales situado a escasos dos kilómetros de Elorrio, completa uno de los mejores ‘tours’ culturales que se pueden realizar en el País Vasco.
Dominando una vasta llanura desde un altozano rodeado de viñedos y olivos, se asienta esta hermosa villa amurallada de inconfundible sabor medieval. Con apenas un centenar de habitantes, Labraza es la villa fortificada más pequeña del País Vasco, una especie de acrópolis alavesa que merece ser visitada por muchas razones. No obstante, el Circulo Internacional de Ciudades Amuralladas, ha considerado a sus muros del siglo XII como unos de los mejor conservados del Planeta. No es de extrañar que tanto sus murallas como los barrios medievales hayan sido declarados Conjunto Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural.
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