Quinta y triplete para el Barcelona

Liga, Copa y Champions. Ahí es nada. Con su victoria en la final de Berlín ante la Juventus, el Barcelona ha logrado el segundo triplete de su historia. Lo ha hecho ante un equipo italiano al que tardó en rematar pero que finalmente superó para lograr la quinta Copa de Europa de la historia del club azulgrana.

Quiso la Juve empezar la final metiendo el miedo en el cuerpo en el Barcelona con una presión que llegaba incluso a los terrenos de Ter Stegen. La fórmula, sin embargo, funcionó tres minutos, el tiempo que tardó el Barcelona en descoser al equipo italiano.

Y es que los de Luis Enrique lograron ponerse por delante en un abrir y cerrar de ojos. Messi advirtió la internada por la izquierda de Neymar. El brasileño recibió, vio cómo Iniesta entraba en el área y le envió un balón que el de Fuentealbilla supo gestionar a la perfección. Ahí donde a muchos les quema la bola, el héroe de Johannesburgo encontró a Rakitic. El croata la tocó de primeras para hacer el 1-0.

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Muy de cara se le ponía la final al Barcelona, que no hacía más que cumplir el papel de favorito que todo el mundo le adjudicaba desde que eliminó al Bayern de Guardiola en semifinales. De hecho, pudo dejar la final encarrilada el equipo azulgrana con un disparo de Alves que Buffon desvió a mano cambiada. Luis Suárez habilitó al brasileño con un gran centro hacia atrás.

El partido parecía dominado por una regla: si el Barcelona apretaba, la final sería suya. Los de Luis Enrique querían tener la inciativa y el control del balón. En la primera parte, Busquets dio buena muestra de su capacidad de manejar tanto la bola como el partido a su capricho.

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Pero enfrente tenía a un equipo italiano. A una Juve que venía de eliminar al Real Madrid en semifinales cuando todo el mundo le consideraba la víctima perfecta para que la final fuera el Clásico con el que mucha gente lleva años soñando.

El problema del Barcelona es que no supo rematar a los de Allegri, que se vinieron arriba cuando el equipo azulgrana levantó el pie del acelerador. La Juve se hizo con la pelota, pero tampoco llegó con excesivo peligro al marco de Ter Stegen. Primero Pogba intentó conectar con Tévez en el área del Barça, pero Mascherano supo resolver la situación de peligro. Luego Morata buscó el gol con un disparo que se marchó por la línea de fondo.

No tuvo el equipo italiano demasiados argumentos, pero los aficionados blaugranas tenían motivos para sentir inseguridad. El tridente no era el de otros días. En parte, porque Messi no era ni el de la eliminatoria ante el Bayern ni el de la final de Copa.

Otra vez Morata

Se aprovechó la Juve de la desaparición del Barcelona en una buena internada de Lichtsteiner por la derecha. Le ganó la espalda a Jordi Alba y centró al punto de penalti, donde Carlos Tévez maniobró para enganchar un buen disparo que rechazó con apuros Ter Stegen. El rechace le llegó a Álvaro Morata, que volvió a ser el hombre gol de su equipo en la Champions. Este tanto sí lo celebró el canterano y verdugo del Real Madrid.

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Todo volvía a empezar. Ya no quedaba casi nada de la superioridad del Barcelona en el juego. Y también desapareció su superioridad en el marcador. Sin grandes alardes, la Juve le estaba complicando la vida a los de Luis Enrique como se la había complicado al Real Madrid en las semifinales.

Tuvo que arrancar Messi en una contra para resolver los problemas del conjunto azulgrana. Llegó hasta el área italiana y armó el disparo. Lo atajó Buffon, pero como en el gol de la Juve, el balón quedó suelto para una segunda oportunidad del equipo atacante. Fue Luis Suárez el agraciado con el gordo. A bocajarro. Así, subió el segundo gol del Barça al marcador.

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Con el resultado a favor, Luis Enrique se giró hacia el banquillo y se encontró con la mirada de Xavi. No podía el de Terrasa terminar su carrera sin jugar en esta final. Y no estaba resuelta, ni mucho menos. Xavi, en su partido 767 y último con el club azulgrana, saltó al terreno de juego en sustitución de Andrés Iniesta.

El capitán no pudo tener un papel protagonista. Sobre todo porque el Barcelona no pudo dominar, sino que le tocó ser dominado por una Juventus que no se rindió hasta el final del partido. Tuvo trabajo en los minutos finales la defensa blaugrana y Ter Stegen porque Fernando Llorente y sus compañeros quisieron pintarles la cara.

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No fue su día, sino el del Barcelona, que cerró su sábado feliz en otro contragolpe rematado por el brasileño Neymar para hacer el 1-3. Era su noche, la del equipo de Luis Enrique, la del temible tridente y la de la afición blaugrana, que volvió a vibrar en Berlín como lo hizo dos veces en Londres, otra en París y otra en Roma. El F.C. Barcelona es el campeón de Europa por quinta vez en su historia.

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