La muerte, recurso más impactante que brillante en 'Juego de Tronos'
'Juego de Tronos' cierra su quinta temporada con récord de audiencia
Madrid
La serie de HBO 'Juego de Tronos' ha cerrado su quinta entrega con un episodio final que ha roto audímetros y que ha causado conmoción entre los fans. En su pase por HBO, este capítulo congregó a 8,1 millones de espectadores, lo que supone el mejor registro de su historia.
Números de audiencia aparte, lo que deparó el broche de temporada de 'Juego de Tronos' es el deseo incontenible de visionar el primer capítulo de la sexta entrega.
En provocar dicho efecto son expertos los productores de esta serie que, como si se tratase de un depredador al acecho de su presa, aguardan la relajación del espectador para sacudir su calma tensa con un inesperado desenlace.
Es una adictiva sensación la que experimenta el fan de la serie que pasa del shock a la euforia, yendo ambos conceptos directamente relacionados. El desarrollo de la trama pierde peso; no importa cuan aburrido, lento o intrascendente haya sido lo que se ha contado en el episodio si finalmente rompe de manera súbita con algo totalmente impredecible, arriesgado e inesperado.
Grosso modo, asi fue 'Mother's Mercy' ('La misericordia de la madre', título del último episodio de la quinta temporada), con el acicate y acierto de ofrecer al espectador estos chutes de insospechados golpes a lo largo de todo el capítulo. Como migas de pan, se fueron repartiendo las muertes de personajes importantes.
Lo que en un estado de euforia total puede parecer pura genialidad, en un análisis más pausado puede no pasar de ser un impactante y facilón recurso en una serie en la que su amplio y mutable elenco de protagonistas poco acusa la desaparición de uno o la llegada de otro.
En 'Juego de tronos', por más que guste presumir de ellos, la brillantez lograda en las dos últimas temporadas no emana de la muerte impactante de personajes principales. Procede de un complejo dibujo de situaciones y circunstancias que conforman el entorno de algunos personajes con muchas aristas. La moral instaurada, la lucha de clases, el precio de la vida cuando está en juego el poder… Esas son las cartas difíciles de jugar y en las que la serie ha adquirido una solidez elogiosa.
Las muertes de personajes o su desaparición -por los motivos que sean- no constituye más que la pólvora que permite a HBO comercializar esta ficción por todo el planeta llegando a un público que demanda el ruido más que las nueces.
Así, este último capítulo de temporada puede resultar decepcionante a aquellos que se acerquen a esta serie por algo más que las sangrientas bodas o las ejecuciones en los retretes. El último capítulo de la quinta entrega pone fin a personajes cuyo progreso a lo largo de toda la temporada ha sido pobre, plano y repetitivo. Su infausto final impacta más por el hecho de no volver a ver a unos elementos ya tradicionales de la serie que por el giro de guion que supone.
Es, precisamente, de lo que ha adolecido esta quinta entrega de 'Juego de Tronos', de requiebros geniales en sus tramas. Aquellas en las que sí se han producido -como las protagonizadas por Tyrion Lannister, Jorah Mormont, Cersei (especialmente) o los caminantes blancos- han resultado ser los auténticos cimientos de esta ficción de HBO y, a la larga, los verdaderos incentivos de cara a la próxima temporada.
En definitiva, la quinta entrega de 'Juego de tronos' ha mantenido el nivel de la cuarta -siendo ambas las dos de mayor madurez y calidad en el producto-, pero ha caído en la tentación, en su último capítulo, de recuperar ese tono efectista y facilón que tanto enganchó en sus inicios y que, afortunadamente, parecía ir desapareciendo en pro de la solidez en las tramas. Una gran temporada, de trazo fino, concluida con un abrupto brochazo.