Vida entre barcos, bosques y viñedos
El festival catalán cierra su segunda edición con éxito y con las actuaciones de The War on Drugs, Primal Scream o Benjamin Clementine
Madrid
Un barco en un bosque, una caseta de madera, un paseo marítimo o una explanada entre viñedos son algunos de los escenarios del Vida 2015, el festival que se ha celebrado por segundo año en una masía a las afueras de Vilanova i la Geltrú. Un festival pequeño, bonito y acogedor que aparece como un oasis en el saturado calendario estival. El Vida se quiere mostrar como algo distinto y lo consigue con nota, cuidando los detalles y respetando los espacios vitales. Durante este fin de semana el festival catalán ha lucido sus virtudes, las mismas que las que fue premiado como el festival revelación del pasado curso. A la apuesta de la organización hay que añadir un cartel cuidado y variado en el que han brillado sus estrellas. El viernes fue el turno de Benjamin Clementine, un joven pianista y poeta inglés sobrado de fuerza y carisma que llenó el escenario principal con un concierto que arrancó muy arriba y que recordó en algunos momentos el hipnótico poder de Nina Simone y en otros la dulzura del cantante de Anthony and The Johnsons. Clementine apuesta por la renovación del soul y su música enganchó al público desde los primeros acordes. También brilló The War on Drugs en su único concierto en España de este año. La banda de Filadelfia, que colocó su disco de 2014 entre lo más destacado del año, ofreció un concierto espectacular de guitarras poderosas y sutiles, de canciones largas y elegantemente trenzadas que remiten a todo el rock clásico de los setenta. Un banda perfectamente engrasada a la que, sin embargo, le falta una pizca de rabia y locura para elevarse al Olimpo del rock, ese espacio habitado por los Crazy Horses o Grateful Dead.
Entre las bandas extranjeras se colaron las actuaciones de Xoel López y Grupo de Expertos Solynieve. El gallego, que actuó sobre una barca de pescador colocada en un frondoso pinar, repasó su cancionero confirmando que es uno de los mejores cantautores de este país con talento y carisma para llenar un bosque. Los granadinos, por su parte, sacaron músculo con un concierto rockero y sugerente que mostró la cara más amistosa del cantante de Los Planetas.
El sábado se mantuvo el protagonismo de las bandas nacionales con los pases de Nacho Vegas y Los Mambo Jambo. El asturiano se subió a la barca junto a Abraham Boba en un concierto entre amigos que arrancó en el calor de la tarde mientras que los barceloneses cerraron la noche con su fiesta salvaje de rock and roll, surf y tintes jazzeros. Entre medias comparecieron Andrew Bird, Woods, Father John Misty y Primal Scream. Bird despidió la tarde con un concierto tranquilo y agradable mientras que la banda de Nueva York se lució en una hora de rock psicodélico y elegante tan sutil como volátil en canciones que encierran varios recovecos y cambios de ritmo. Con fuerza apareció también en el escenario Father John Misty, que a los pocos minutos desató la locura con una puesta en escena que recordó al intenso Jim Morrison. Su música se ha alejado del folk suave de sus inicios y sus conciertos lo agradecen. El ex de Fleet Foxes se ha ido soltando y su último trabajo figurará entre lo mejor de 2015 sin ninguna duda. Otro de los momentos inolvidables fue la traca final de Primal Scream. Tras recorrer con acierto su ya larga trayectoria los escoceses cerraron su pase con cuatro canciones que pusieron patas arriba el festival. Su carrera ha pasado por muchas fases, etapas y sonidos y todo eso les ha ido dejando un cancionero profundo y completo para todo tipo de situaciones y nada mejor para un festival a la una de la mañana que enlazar 'Country Girl', 'Loaded', 'Moving on up' y 'Rocks'.
El Vida Festival cierra segunda edición con un sobresaliente tanto en lo musical como en todo lo que lo rodea. Para el 2016 ya han anunciado a The Divine Comedy como gran reclamo de un festival diferente y necesario que se desmarca de la competencia demostrando que no es necesario sufrir en los festivales de música. Los cientos de niños, algunas embarazadas y las muchas familias que había en el festival son la mejor prueba de ello.