«Voy a jugar en el mejor equipo del mundo, con los mejores jugadores del mundo y en el mejor estadio del mundo. Quiero vivir esto, disfrutar de esto y, aunque sé que habrá competencia en el equipo, aquí quiero enseñar al mejor Arda», ha afirmado el jugador. Turan ha sido el protagonista absoluto de un acto de presentación atípico, que será recordado por la horrible traducción del turco -idioma en el que se maneja el jugador- y la ausencia de representación institucional del club catalán, inmerso en el proceso electoral. Acompañado únicamente de Josep Miquel Terés, miembro del departamento de comunicación del Barça, Arda ha dedicado, primero, unas palabras de agradecimiento al Atlético de Madrid, que recibirá 34 millones de euros más otros 7 variables por su traspaso, y a su entrenador, Diego Pablo Simeone: «Si hoy estoy aquí, ellos tienen buena parte de culpa». Para el internacional turco, llegar al Barcelona en plena madurez futbolística -28 años- es un sueño hecho realidad y ha desvelado que, cuando conoció el interés del club azulgrana, no se lo pensó dos veces. «Tenía muchas ofertas, pero fue salir lo del Barça y rechazarlo todo. Fue enfundarme la camiseta y ya estaba nervioso. Estoy en el sitio donde he querido estar toda mi vida», ha asegurado. Ahora, Arda tendrá que esperar medio año para poder jugar en su nuevo club, debido a la sanción de la FIFA a la entidad azulgrana, «pero seis meses pasan rápido y, al final, acabaré defendiendo esta camiseta», ha apuntado, optimista. En el Barcelona debería entrar en las rotaciones del centro del campo, donde probablemente se turne con Rakitic e Iniesta, al que idolatra desde hace tiempo. «De siempre he dicho que Messi es el mejor del mundo, pero mi ídolo es Iniesta», ha reconocido Arda, quien tampoco siente responsabilidad por cubrir el hueco que ha dejado la marcha de Xavi Hernández. «Yo no estoy aquí para sustituir a Xavi. Él es un símbolo, pero yo tengo mi estilo, mi forma de trabajar, y quiero ganarme al público con mi propia personalidad», ha subrayado el nuevo fichaje azulgrana, que probablemente herede, eso sí, el «6» del de Terrassa. Sabe que su fichaje es una petición expresa de Luis Enrique, con el que ya ha hablado: «Es uno de los mejores entrenadores del mundo y ahora quiero devolverle esa confianza trabajando. ¿Dónde prefiero jugar? Mi posición la decidirá él, como la decidía Simeone en el Atlético. Estoy acostumbrado a jugar en varias demarcaciones para ayudar al equipo». Se le ha recordado la bota que le lanzó a un asistente en el último Barça-Atlético de Copa y ha reconocido que aquello fue «una equivocación», y también ha negado haberse ido del club rojiblanco cansado de defender y correr detrás del balón.