Dos cornadas en un visto y no visto, en el séptimo encierro de San Fermín

Pamplona

Los seis morlacos, cuatro negros, un colorado y un castaño, salieron a las ocho en punto de los corrales de Santo Domingo, ascendieron con fuerza por la cuesta inicial y antes de llegar a la plaza del Ayuntamiento uno de los bureles negros se adelantó a los bueyes que guían la manada. Ese toro abrió la carrera con limpieza por Mercaderes, pero ya en la Estafeta barrió el lado izquierdo de la calle hasta que embistió a un pequeño grupo de mozos al tiempo que caía y era relevado en su sprint por el toro colorado, Montanero, de 595 kilos de peso.

Hasta entrar en la Plaza fue el burel que mandó en la cabeza de la vacada, que arreó hasta acabar la carrera de 850 metros en dos minutos y quince segundos. Menos corredores que en el fin de semana pero muchas caídas, nerviosismo y momentos de tensión como el que se vivió casi al final de la Estafeta, cuando se formó un pequeño montón humano contra el que tropezó uno de los toros.

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Al Complejo Hospitalario de Navarra llegó un valenciano de 32 años con una cornada en el abdomen. Procedía del tramo final de la mítica calle Estafeta. El otro corneado es un joven de 22 años de Calahorra, La Rioja, empitonado en la pierna izquierda en la calle Mercaderes. Ambos heridos presentan pronóstico reservado, el mismo que el tercer trasladado, un navarro de 18 años con traumatismo en la rodilla y procedente de la cuesta de Santo Domingo.

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