Por qué nos comemos las uñas (y cómo evitarlo)
Cuando esta mala costumbre se hace extrema pueden aparecer lesiones en los dedos, malformaciones, hemorragias subungueales y hasta la pérdida de la uña
Madrid
Los nervios, el estrés y la ansiedad son las principales causas de la onicofagia o el mal hábito de comerse las uñas; al igual que ocurre con la necesidad de fumar, comer o hablar compulsivamente.
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Especialistas coinciden en que es difícil determinar una causa psicosomática en común en quienes la padecen, pero que existe un hecho en determinada etapa que fomenta este mal hábito (los cambios drásticos en la unidad familiar, la pérdida de un ser querido, el miedo al fracaso, la presión por los estudios y otras frustraciones acumuladas). Una vez que el problema ya no es latente, desaparecerá también esta mala costumbre.
Un dedo sin uña está amputado: se nos dificulta coger cosas, abrir objetos y proteger los dedos de posibles agresiones externas a la piel.
Cuando esta manía de mordisquearlas se hace extrema, pueden aparecer lesiones en los dedos, malformaciones, hemorragias subungueales y hasta pérdidas de la uña. Y si se muerden e ingieren, los pedazos de uñas pueden impactar en la faringe o en el tubo digestivo provocando inflamaciones.
Consejos para dejar de comerse las uñas
- Fuerza de voluntad: Estar consciente del daño que sufren nuestras uñas y tener el firme deseo de dejar este mal hábito.
- Evitar la ansiedad: Controlar los nervios y afrontar los temores ayudará a dejar la onicofagia. Acuda al especialista si no lo lograse por sí solo o participe de sesiones de relajación o meditación.
- Pintarse las uñas: En las farmacias existen barnices transparentes con mal sabor y olor que evitarán el mordisqueo.
- Buscar otras opciones: Masticar chicles, comer pipas, apio o zanahoria; ponerse curitas en las uñas, evitará la tentación de mordisqueárselas.
- Untarse crema de manos: Protegerá las uñas y al contacto con la boca tendrá un sabor amargo que evitará comerse las uñas.