Yann Tiersen y la banda sonora de tus recuerdos

Con Yann Tiersen no valen las manidas etiquetas que usamos los periodistas para simplificar la realidad. Quizá sirvan algunos adjetivos si se buscan con esmero. Lo que mejor define la música de este artista francés es el cine. Su obra, profundamente evocadora, remite a escenas de películas. Algunas rodadas y vistas, otras, sin embargo, pertenecen a la filmografía de nuestros recuerdos, de nuestros anhelos.

Su actuación en el Festival Madgarden, que este domingo llega a su fin tras un mes de grandes actuaciones, puso banda sonora a los recuerdos de los asistentes que llenaban el recinto para ver al creador de la inolvidable música de 'Amélie'. Pero la realidad de este artista va más allá del éxito de aquella u otras películas. Su música está en constante evolución y su talento también. Tiersen no es el pianista que muchos pueden imaginar, él ve los instrumentos como “medios para crear sonidos”, aunque eso reste romanticismo a la guitarra o a un piano de cola.

Su concierto en Madrid fue la exhibición de principio a fin de un tipo capaz de encajar en casi dos horas de actuación música electrónica con pop minimalista, rock psicodélico, lecciones de solos de violín y melodías profundamente intimistas. Durante ese rato de viaje musical, Tiersen tocó todos los instrumentos a su alcance creando, junto a una banda maravillosa, una inmensa paleta de sonidos y texturas con la que colorear recuerdos y dibujar escenas de vidas que todavía no hemos vivido. Un talento que coloca a Tiersen como uno de los compositores de música de cine más relevantes de las últimas décadas. En su discografía bailan discos personales con trabajos con banda y entregas cinematográficas como 'Goodbye Lennin', una de las obras de las que el francés se siente más orgulloso. En su último trabajo, ‘Infinity’, la electrónica gana peso entre instrumentos de juguete y canciones de múltiples capas en las que abundan los giros sonoros. Presentó algunas de ellas en Madrid, en un Jardín Botánico algo más fresco en pleno sopor estival. Tiersen compareció con camisa de cuadros, barba canosa y un aspecto de genio desaliñado y olvidadizo que le hace aparentar más años de los que tiene. Pero cuando empieza el espectáculo, el francés se transforma. Su música requiere una gran concentración aunque su rostro aparezca relajado, como el que no ve la complejidad de la tarea como un reto sino como un juego. Rodeado de teclados, percusiones, cuerdas e instrumentos que conjugan todo ello, Tiersen se entregó a la faena con esmero, hablando algunas palabras en castellano entre canción y canción y dispuesto a mostrar todo el talento que atesora este peculiar genio que toca todo a todos los estilos recreando en tu cabeza escenas de películas imposibles. Ese es su gran talento, lo que le diferencia del resto, lo que hace que sus actuaciones sean algo especial.