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CONTIENE SPOILERS

Cuando 'True detective' quiso ser, por error, 'Twin Peaks'

Críticas negativas a la segunda temporada de la serie de HBO

Colin Farrell, uno de los protagonistas de 'True Detective 2' / HBO/CANAL+

[PUEDE CONTENER SPOILERS]

Madrid

Había tanta expectación como miedo a la llegada de la segunda temporada de 'True detective'. HBO y Pizzolatto se postulaban como garantía de continuidad frente a un reparto poco atractivo y la desoladora noticia de que Cary Joji Fukunaga -único y premiado director de la primera temporada- no se pondría tras las cámaras en esta segunda entrega.

El cómico Jason Saenz ha colocado varios carteles en Nueva York bajo el lema: "Interés perdido", en referencia a la insulsa segunda temporada de la serie / INSTAGRAM

'True detective' estrenó su segunda temporada el pasado 21 de junio con un capítulo inicial bastante convencional. Mantenía la atmósfera y pausa a la que ya estaba acostumbrado el espectador, pero destilaba otros aromas. Los dos episodios siguientes confirmaron que la serie había mutado hacia una ficción de corte criminal, con cliffhangers y dosis de suspense en torno a un crimen más que a su investigación.

Ya no era un thriller psicológico que rompía estructuras y saltaba en el tiempo a través de dos personajes -uno en especial- que llenaban la pantalla por si solos, más allá de su historia particular. El espectador debía acompañar a 'True detective' en este nuevo viaje porque, en su nueva forma, 'True detective' también prometía ser una serie extraordinaria.

Vince Vaughn y Colin Farrell en 'True detective' / HBO/ CANAL+

Y lo que ha quedado tras seis episodios es una ficción extraordinariamente plana que no sabe qué quiere ser ni a dónde quiere llegar. Las múltiples dimensiones que cohabitaban en la primera temporada -y se esbozaron en la segunda al inicio- se han ido plegando hasta conformar un relato único sobre una trama que relaciona corrupción, prostitución y unos cuantos asesinatos que sirven para que haya una razón de avance en las simplonas tramas.

'True detective' es, tras su sexto episodio, una espiral en la que todo gira para no avanzar y para difuminar las líneas de personajes y trama. Ya el capítulo cuarto dio síntomas de agotamiento argumental, pero se resolvió con una larga y bien ejecutada escena final en la que se produjo un tiroteo digno de una superproducción de cine.

Lo que le ha seguido, en especial, el episodio sexto de esta semana es la constatación de que 'True detective' ha perdido toda su identidad. Imaginar a unos detectives de policía en una gran casa rural perdida en el bosque en la que se ofertan prostitutas de lujo a tipos poderosos y en la que se llevan a cabo otro tipo de transacciones, es remitirse, inexorablemente, a la célebre 'Twin Peaks'.

Así ocurrió en este último capítulo donde el tedio dominó a la intriga y todo acabó con los policías huyendo de esa cabaña tras asaltarla al más puro estilo James Bond. El capítulo quedó como en una fallida mezcla de 'Twin Peaks' con un filme de 007 de los años setenta u ochenta. Faltó fabricar un artilugio destructor a partir de una furgoneta vieja para darle un toque 'Equipo A' a este despropísito.

Planos aéreos en 'True detective 2'/ ficticia ciudad de Vinci / HBO/ CANAL+

¿Es que 'True Detective' quiere ser 'Twin Peaks'? ¿Es que están buscando explicación al asesinato de Laura Palmer? A falta de dos episodios para la finalización de la temporada, es tan probable que esto ocurra como que la trama de corruptelas que investigan Velcoro y compañía se concrete en algo interesante que sorprenda al espectador.

Porque ya no hay interés en Velcoro, ni en el desdibujado gangster Semyon, ni en la solitaria Bezzerides, ni en el ex militar gay que reprime sus instintos (Paul). Ni tan siquiera suscita interés saber el papel que la Sarah Palmer de este fregado (Caspere) jugaba en la corrupta red de favores y sexo. Los cimientos de la historia y de los personajes de 'True Detective 2' son de barro.

Unidimensional, sin rumbo, con unos actores que no terminan de crear su personaje -lo de Colin Farrell es un esperpento, un tributo a la sobreactuación- y con una decepcionante disparidad de criterio en la dirección, por lo único que va a ser recordada la segunda temporada de 'True detective' es por ser una ficción en la que entre la apatía y la apatía se inserta un espectacular plano aéreo de carreteras.

 
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