La nueva devaluación del yuan lastra a las bolsas europeas
Los selectivos francés y alemán pierden más del 3% y el euro se aprecia frente al dólar
WU07 PEKÍN (CHINA), 12/08/2015.- Varios billetes de 100 yuanes en Pekín, China, hoy, 12 de agosto de 2015. La rebaja del Banco Popular de China (central) del tipo de cambio de referencia del yuan con el dólar, seguida por una caída de su cotización en el / WU HONG (EFE)
Madrid
Las bolsas europeas han profundizado su caída en la sesión de este miércoles. Si ya ayer se veían afectadas por el primer anuncio de la devaluación del yuan -en cerca de un 2%-, la nueva bajada de valor de la moneda china (en otro 1,6%) está detrás del descenso de más del 3,4% de la Bolsa de París y del retroceso del 3,27% de Fráncfort, así como del 3% que ha cedido Milán. También el español Ibex-35 se ha dejado un 2,4%, una bajada con la que pierde los 10.900 puntos y que es la mayor desde finales de junio.
La devaluación del yuan también está teniendo efecto en el cambio euro-dólar. La moneda común se refuerza y se intercambia por algo menos de 1 dólar con 12 centavos.
El Gobierno chino lo justifica la devaluación de su moneda como una medida liberalizadora, para que el cambio oficial de su moneda -que el Gobierno establece cada día- refleje mejor la cotización real de mercado. Esto iría en línea con lo que le reclama el FMI para que el yuan entre a formar parte de su bolsa de divisas para los llamados derechos especiales de giro y China tiene interés en ello para reforzar su papel financiero internacional.
No obstante, la interpretación general se inclina por atribuir estas devaluaciones a conseguir el abaratamiento de sus exportaciones, para relanzarlas, después de que hayan caído en torno al 7% interanual en lo que va de año.
Si China consigue su objetivo y vuelve a incrementar sus exportaciones, los primeros afectados serán sus competidores directos, los que exportan mercancías similares, en mercados en que el factor precio es fundamental.
Y en paralelo, esa mayor debilidad del yuan reduce el poder adquisitivo de las empresas y los ciudadanos chinos, desincentiva sus importaciones, más allá de las imprescindibles para su propia producción, y eso perjudica a los socios comerciales de China. A los países, sectores y empresas que han logrado una importante presencia en el mercado chino para la colocacion de sus productos.
