Vitoria, necesario escaparate televisivo español

Madrid

La televisión española necesitaba quitarse el mono de trabajo. Precisaba ponerse guapa, vestirse de largo, maquillar sus defectillos y potenciar virtudes. La televisión española tenía que mirarse al espejo y sentirse orgullosa, recordar que, a día de hoy, no exagera si dice que es el sostén de la industria del cine y, en parte, de la maltrecha y maltratada industria teatral. Culpable también de muchos males y con demasiados vicios que se niega a abandonar; pero durante unos días,  la televisión española necesitaba aparcar complejos y emborracharse de elogios… y en la acogedora ciudad de Vitoria encontró el escenario ideal para ello.

Este lunes arranca la séptima del Festival de Televisión más importante de la escena patria, el FesTVal. Grandes apuestas y rostros de la pequeña pantalla pisarán su ya emblemática alfombra naranja durante toda esta semana en una iniciativa de origen privado, pero con apoyo público y ciudadano.

Vitoria se convierte en un escaparate. No se trata de ser el epicentro televisivo, ni de marcar la agenda de estrenos, ni de sentar cátedra sobre el medio catódico. Mal haría quien tome así este festival. Es convivencia y puesta en valor de las capacidades y puntos de vista de todos los colectivos de profesionales que hacen posible una televisión cada vez mejor y más diversa.

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Un escaparate para mostrar lo nuevo y lo bueno que tienen las cadenas y una trastienda en la que, durante una semana, conversan, intercambian impresiones y aprenden unos y otros. Los productores se acercan a la prensa, la prensa a los guionistas y directores, los actores se mezclan entre los espectadores y todos, aunque solo sean por unos momentos, llegan a comprender mejor el trabajo y las dificultades a las que se enfrenta el otro. Y todos hacen posible la televisión de hoy en día. La estrella que carga con la responsabilidad de ponerse delante de la pantalla y ser el rostro visible, el genio creador del guionista, el productor que asume el riesgo y los dolores de cabeza, la firma del director tras la cámara, la cadena que apuesta por lo que quizá otros no se atreverían o el periodista que contribuye a la difusión de ese programa o serie que llegará al espectador.

El espectador, a mirar, a disfrutar, a juzgar y a compartirlo. Lo ha hecho desde siempre. Internet, por su parte, ha abierto más posibilidades a estas cuatro experiencias. Y a quien consume televisión no se le puede exigir nada. La audiencia es soberana, que dirían en las cadenas. Pero se le puede pedir. Pedir paciencia; pedir comprensión; pedir que destierren prejuicios; pedir que le den una oportunidad a lo nuevo como se la dan a lo que llega del otro lado del charco… Y entre lo que la industria televisiva pida y lo que el público esté dispuesto a dar estarán los periodistas especializados cuya labor, más allá de informar, ha de ser la de explicar y circunscribir por qué lo que ocurre en la televisión española es así y no asá.

En la medida en la que estos tres engranajes consigan ajustarse, el espectador medio español alcanzará un nivel de formación audiovisual mayor que le hará demandar una televisión de más calidad. No puede crecer una de las patas de la mesa sin que el resto haga lo propio porque la dejaría coja.

Por esto es necesario que el FesTVal siga cumpliendo años, celebrándose y juntando a todos en torno a la pequeña pantalla que cada día es más grande.

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Con pena, el FesTVal tendrá que echar a andar, por segundo año consecutivo, sin la presencia de Mediaset. La televisión española líder ha declinado la invitación de las dos últimas ediciones. Desde Fuencarral atribuyen esta decisión a razones "empresariales y estratégicas". En otras palabras, que no les sale a cuenta en las condiciones en las que se lleva a cabo. Las cadenas hacen un gran esfuerzo -económico y logístico- para estrenar allí sus productos: llevar actores y presentadores, parar rodajes, desplazar ejecutivos y equipo de comunicación… Una laboriosa tarea que no siempre consigue el brillo deseado para sus estrenos en un festival cada vez más sobrecargado, con ruedas de prensa y presentaciones cada poco más de dos horas.

No es menos respetable la opción de Mediaset -quizá sí más egoísta- que la de las muchas cadenas que sí deciden acudir a Vitoria. Atresmedia y TVE cargan con el peso de un encuentro al que asisten también temáticas como MTV o Discovery MAX, plataformas como Movistar+ y autonómicas como ETB.

Vitoria se viste de naranja. Desenrolla la alfombra, enciende los focos y se abre de par en par a las decenas de profesionales que llegarán a una cita ya obligada que da el pistoletazo de salida al curso televisivo. Un punto de encuentro, un escaparate para que la televisión española se vista de etiqueta, para romper clichés y enterrar prejuicios. Para que todos los que saben, quieren y pueden, contribuyan a dar un paso adelante. Es la razón de ser del FesTVal, necesario escaparate para la televisión española.

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