Viaje con refugiados hacia la frontera austriaca
Un grupo de ciudadanos se lanzó a la carretera para trasladar a varios refugiados sirios del campamento de Vámosszabadi hasta una estación en la que cruzar la frontera con Austria
Madrid
“Nuestro convoy ha se ha dividido a las 17:00 en Györ, ciudad donde había un pequeño grupo de refugiados en la estación del tren. Otra parte del grupo ha ido hasta Budapest, a la estación de Keleti, y otros hemos realizado la parada en Röszke, frontera entre Hungría y Serbia. Aproximadamente una treintena de coches nos hemos desplazado hasta el campo de refugiados de Vámosszabadi, donde hemos estado repartiendo alimentos y suministro a las personas que se encontraban allí”. Así comienza el relato de Hans Breuer, un ciudadano que ha demostrado otra forma de tratar a los refugiados tras los incidentes de la periodista Petra Laszlo en la frontera húngara.
Breuer narra cómo su convoy, en el que participa activamente, fue capaz de ‘liberar’ a aproximadamente 100 refugiados, a los que trasladaron a la estación de tren de Hegyeshalom, donde les esperaba otro viaje cuyo destino final Viena. Este traslado se realizó en coche, y Breuer aprovechó para inmortalizar el momento grabándolo en vídeo. Ahí se ve como él y la familia palestina de Siria que había acogido –padre, madre y tres hijos– se divierten y cantan camino a la estación donde un tren les llevaría a Bruck an der Leitha, distrito de la baja Austria, para después terminar en Viena.
“Ante nosotros tuvimos a una mujer que nos contó el horror que había vivido en el campo de refugiados. Nos dijo que el personal de seguridad de este campo utilizaba incluso gases lacrimógenos cuando los bebés estaban alterados y que la comida ahí era bastante rara. Intenté comprarles algo para que llenasen el estómago en la estación, pero ella declinó la invitación agradecida. Decía que ya había ayudado bastante”, cuenta Hans Breuer en su publicación, donde deja patente su admiración hacia la familia que habían ayudado.
“Admiro a esta familia con todo mi corazón y tengo un gran respeto por ella. Ya habían pasado por muchas cosas: primero la guerra, el terror, luego la huida y, finalmente, este campamento de refugiados húngaro. Y, sin embargo, se reían en el asiento trasero de nuestro coche y han cantado en voz alta con nosotros”, comenta. “Incluso varias veces nos han ofrecidos los pocos alimentos que tienen para comer (garbanzos secos, etc.). En sus ojos había una expresión profunda de la fuerza y la esperanza”, continua, narrando las propias vivencias que muestra el vídeo de apenas dos minutos donde han inmortalizado que la solidaridad en Europa no debe estar reservada para unos pocos.