El Atlético de Simeone descubre la sociedad Correa - Fernando Torres

Madrid

Uno fichó por el Atlético el verano pasado pero quedó sin jugar todo el año por sus problemas de corazón. El otro regresó en Navidad al equipo de su vida para dejarse todo lo que le queda como futbolista. Son Ángel Correa y Fernando Torres, los dos hombres en los que confió Simeone em Ipurúa para romper el partido ante un Eibar que demostró por qué es uno de los mejores equipos en el inicio de este campeonato.

Ambos se asociaron en dos ocasiones que terminaron en gol. No lo consiguieron antes Jackson Martínez y Vietto, que se estrenaron como pareja atacante del Atlético con Griezmann cubriéndoles las espaldas. La fórmula no funcionó, pero porque el equipo de Mendilíbar encontró el antídoto para el veneno rojiblanco.

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Desde el inicio del encuentro, el Eibar presionó al Atlético hasta hacer imposible su juego. Tiago, Gabi y Griezmann no fueron capaces de encontrar espacios a los que trasladar el balón. Tampoco los crearon Jackson y Vietto.

El partido fue una constante de robos de balón por los dos bandos. No había ni un metro cuadrado libre. La presión pudo con todo. Tanto con el Atlético como con el Eibar, que este año quiere acabar mejor que el pasado y cuenta con un ramillete de futbolistas, como Adrián, Escalante y Keko, que le aportan mucho más cuando tiene que atacar.

Poco se vio a los porteros en la primera parte. Mientras la presión funcionó, Riesgo y Oblak fueron meros espectadores del partido a pesar de algún intento de Saúl Berjón y de Koke por hacerles temblar.

La batalla hizo imposible el gol. El partido de los dos equipos fue bueno, pero con un equilibrio de fuerzas que hizo que el marcador no se alterara hasta que Simeone puso en juego a esta nueva sociedad que forman Fernando Torres y Ángel Correa. El primero entró en el campo por Jackson Martínez. El segundo, por un Koke que anda este año algo más apagado que los anteriores.

Cada uno hizo lo que mejor sabe. En el primer gol, el de Fuenlabrada recibió en carrera pero supo pararse para encontrar al argentino. El amago con el cuerpo de Correa, con el que sentó a dos defensores del Eibar, fue la clave del 0-1.

En el segundo se repitieron los protagonistas, aunque en distinto orden. La bola le llegó a Correa, que vio la incorporación de Fernando Torres por la derecha. El 9 metió la puntera para elevar la bola por encima del cuerpo de Riesgo. Fue un gol que recordó a aquel con el que cambió la historia del fútbol español, el que marcó Torres a Alemania en la final de la Eurocopa 2008.

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Al partido le quedaba solo un cuarto de hora en el que el Eibar poco pudo hacer para devolver la emoción el marcador. No se rindieron los de Mendilíbar, pero tampoco fueron capaces de hacer temblar a un Atlético que, además, trabaja con la confianza de saber que atrás tiene en Oblak un seguro de vida.