Pensando que los adolescentes no son estúpidos
Crítica de 'Merlí', nueva serie de TV3 con Francesc Orella como protagonista
Madrid
"En contra de lo que piensa mucha gente, los adolescentes no son tontos, lo que pasa que están dormidos". Muy pronto, antes de los 20 minutos de capítulo, 'Merlí' ya hace su declaración de intenciones: es una serie con gancho familiar, que agradará a los adultos de la casa y que llamará la atención de los más jóvenes.
'Merlí' es la nueva serie de TV3 -producida por Nova Veranda (Boomerang TV)- que ocupa, desde la semana pasada, la noche de los lunes. En un complicado día, en el que compite con 'La voz kids' en Telecinco y con 'Carlos, rey emperador' en La 1, 'Merlí' tuvo un buen estreno siendo la segunda opción en Cataluña -por detrás del talent de Telecinco- con un 17,7% de cuota de pantalla y 566.000 espectadores. En sucesivos episodios, habrá de revalidar las buenas sensaciones dejadas en su capítulo de estreno, más allá del dato de audiencia que consiga.
Creada por Héctor Lozano y dirigida por Eduard Cortés, 'Merlí' quiere situarse en el terreno de las series sobre institutos, alumnado y relaciones entre profesores sin que los tópicos -que los hay- sean el motor de las tramas y de los personajes. Lo atractivo de 'Merlí' es, por un lado, su peculiar protagonista; por otro, la óptica desde la que mira a los adolescentes.
Efectivamente, en 'Merlí' el espectador se encuentra con una clase de bachillerato en la que está el chico tímido, el malote, el freak, la guapa… Efectivamente, los chicos y chicas quieren estar todo el rato de cachondeo, armando jaleo, con el sexo como razón de ser de su existencia, y preocupados por el qué dirán los otros.
El guion y una destacada dirección proveen al espectador de un cristal diferente para que se acerque a lo que en sí es una clase de instituto como otra cualquiera. Lo hace recordando un poco el estilo de aquella entrañable película, 'El club de los poetas muertos'. Con una mirada positiva en las generaciones jóvenes que, como dice el personaje protagonista, no son tontas, están dormidas.
Un sutil cambio de posición en el enfoque de la historia, que provoca que los adolescentes ya no funcionen como el rebaño de borregos que el espectador acostumbra a ver en series como 'Física o química', 'Nada es para siempre', 'Al salir de clase'… sino que constituyen un grupo de personajes con gran capacidad para sorprender. ¿De qué serán capaces estos chicos si despiertan, si se ponen a pensar?
Y quien ha de ponerlos a pensar es Merlí Bergeron (Francesc Orella), un profesor de filosofía que rompe con todos los tópicos sociales en una persona de su edad. No tiene plaza fija en ningún colegio, vive en casa de su madre, está divorciado y tiene un hijo, Bruno (David Solans) con el que nunca ha existido relación fluida. Cosas de la vida, ahora tendrán que vivir juntos en el aula y fuera de ella.
Así que Merlí y su personal forma de entender el mundo aterrizan como un elefante en una cacharrería en la vida de Bruno, un adolescente que siente a su padre como algo extraño; como esa persona, alejada de la normalidad, que se cuestiona continuamente qué es eso de ser normal.
Él no lo es, no. Merlí, cincuentón, es complicado en el trato con otros adultos. Entre borde, directo, áspero e irónico. De personalidad arrolladora, no conoce convencionalismos, por lo que puede ponerse de parte de un alumno si entiende que un profesor le tiene manía o puede piropear a una profesora que acaba de conocer. Merlí es un kamikace de la vida que conecta con los jóvenes porque, posiblemente, en su espíritu hay más de ellos que de los intelectualmente acomodados adultos. Merlí es un irreverente, hastiado de lo políticamente correcto, que cuestiona la dictadura de lo bien visto
Así que este nuevo profesor, con su peculiar forma de abordar la filosofía, ha golpeado de lleno en la frente de unos alumnos que han sido cautivados por él y sus maneras. Como cachorros, se acercan al estímulo nuevo movidos por la curiosidad. Y el mensaje de Merlí es claro: pensad, sed vosotros mismos, utilizad lo que tenéis dentro, que nadie os diga qué debéis hacer o dejar de hacer.
'Merlí' es una ficción clásica, sin riesgos, con estructura simple y que ofrece un planteamiento sencillo. El guion de Héctor Lozano, que habrá que ver cómo evoluciona en las tramas y conflictos, es notable en los diálogos y brillante en la manera en la que consigue presentar a los personajes. Basta el primer capítulo para que el personaje protagonista ya trascienda la pantalla. Mucho tiene que ver Orella, pero no menos el guion. Como es tradicional en la ficción catalana, especialmente en el cine, los diálogos entre personajes son su mejor carta de presentación.
Se podría decir que 'Merlí' tiene un punto Sorkiniano. La serie, que gira sobre un peculiar personaje central con tintes geniales, está envuelta en un positivismo que revisa el funcionamiento del mundo en el que se mueve. Si en 'El Ala Oeste de la Casa Blanca' Sorkin nos presentaba una mirada idílica de cómo debería funcionar la administración que rige al país más poderoso del mundo o en 'The Newsroom' nos sentaba ante una utópica redacción de noticias que priorizaba lo verdaderamente noticioso al dato de audiencia, en esta serie de TV3 nos encontramos con un profesor que trata a los adolescentes como si fueran adultos obteniendo de ellos una respuesta inesperada y cuestionando el actual sistema educativa.
'Merlí' es una ficción de respetable factura, con una destacada dirección de fotografía y que hace de lo urbano un elemento más de su narración: las calles de la ciudad, los parques, los taxis, los planos aéreos de la urbe…
Entre los actores, Francesc Orella ofrece una interpretación digna de aplauso. De largo aplauso. El actor catalán -al que también se le puede ver a la misma hora en la serie 'Carlos, rey emperador' de La 1- es una bendición para cualquier espectador. Maneja tempos, siempre logra el tono correcto para el personaje, no cae en la sobreactuación, mezcla a la perfección la sobriedad con la fina ironía… Hablar de Orella es hacerlo de uno de los grandes.
La serie cuenta en su reparto con otros intérpretes como Pere Ponce ('Cuéntame'), Pau Durà ('El Príncipe') o Anna Maria Barbany ('Casi perfectos'), valores seguros frente a la cámara y de rostro familiar en todo el territorio nacional.
Cabría suponer que el talón de Aquiles podría estar entre los jóvenes; sin embargo, en 'Merlí' -prácticamente- todos los chicos y chicas que conforman el reparto de la serie se encuentran a la altura del mínimo exigido. Entre ellos, mención aparte para David Solans, que da vida al hijo de Merlí. Posee ante sí el reto de interpretar a un complejo personaje cargado de matices. David lo logra en buena medida creando a un chico risueño, sensible, sociable, inteligente y con los miedos propios de la edad. Albert Baró es otra de las agradables sorpresas que deja 'Merlí'. A los dos, seguro que les aguarda un prometedor futuro.
Por el momento, 'Merlí' tan solo se puede ver en catalán o subtitulada a esta lengua, que es como la ofrece TV3 - también en su web y de Youtube-. No sería de extrañar que, si la fuerza (la audiencia) le acompaña, alguna cadena nacional se atreviera a apostar por ella como ya hizo Antena 3 con 'Pulseras rojas'. Por lo visto en el capítulo 1, 'Merlí' poco tiene que envidiar a otras muchas series estrenadas por TVE, Antena 3 o Telecinco este año. Aunque esto mismo se puede decir de 'Cites', el otro gran estreno de TV3 en 2015, lo que evidencia el gran momento por el que atraviesa la ficción televisiva catalán.