El papa Francisco, el hijo de inmigrantes que ha hecho historia al convertirse en el primer pontífice en dirigirse al Congreso de Estados Unidos, ha pedido a los estadounidenses que acepten a los inmigrantes “como sus hijos” . En un discurso en el que abordó temas que dividen a la clase política de Estados Unidos, Francisco defendió la libertad religiosa y la familia, pero mayoritariamente sostuvo posturas progresistas al criticar los excesos del capitalismo, apoyar la defensa del medio ambiente, condenar el comercio de armas y pedir la abolición de la pena de muerte. El papa hizo especial hincapié al defender la inmigración, aludiendo a la historia de su propia familia, que emigró de Italia a Argentina. “Nosotros, la gente de este continente, no tenemos miedo de los extranjeros, porque la mayoría de nosotros fuimos extranjeros una vez”, dijo. “Os digo esto como hijo de inmigrantes, y sabiendo que muchos de vosotros sois también descendientes de inmigrantes”. “En este continente”, siguió, “miles de personas se ven conducidas a viajar al norte en busca de una vida mejor para ellos y para sus seres queridos, en busca de mejores oportunidades. ¿No es eso lo que queremos para nuestros hijos?” El papa también se refirió a los refugiados que piden asilo en Europa, una crisis “de una magnitud que no se ha visto desde la segunda Guerra Mundial”. “No tenemos que echarnos para atrás por sus números, sino verlos como personas, ver sus caras y escuchar sus historias”, apuntó. Francisco defendió la vida “en todas sus etapas” en una velada referencia al aborto, pero extendió esa defensa para pedir la abolición de la pena de muerte. “Estoy convencido de que es lo mejor ya que cada vida es sagrada, cada ser humano es dotado con una dignidad inalienable y la sociedad sólo se puede beneficiar de la rehabilitación de los que han cometido crímenes” También urgió a acabar con el comercio de armas y advirtió sobre los peligros del extremismo religioso “al que ninguna religión es inmune”. Pero reservó sus peticiones más concretas a combatir el cambio climático, una causa en la que dijo que Estados Unidos tiene la obligación de liderar. “Pido un esfuerzo valiente y responsable para redirigir nuestros pasos y para evitar los efectos más serios del deterioro ambiental causado por la actividad humana”, dijo el papa. “Estoy convencido de que podemos marcar una diferencia. Y no tengo dudas de que Estados unidos y este Congreso tienen un importante papel que jugar. Ahora es el momento de valientes acciones y estrategias”. El discurso del pontífice llega en un momento de profunda división partidista e ideológica en el Congreso de Estados Unidos. Republicanos y Demócratas buscaban apoyo en las palabras del Papa. Cada partido, encontró mensajes favorables a sus tesis. El Papa defendió la familia tradicional y la libertad religiosa pocos meses después de que haya legalizado el matrimonio homosexual. “No puedo ocultar mi preocupación por la familia, que está amenazada quizás como nunca antes, desde dentro y desde fuera”, dijo. “Relaciones fundamentales se ponen en cuestión, como la base del matrimonio y la familia”. El papa llegó al Congreso en su Fiat 500 negro. Fue recibido por el portavoz de la Cámara, el republicano John Boehner, que es católico. Francisco hizo su entrada en una Cámara abarrotada, entre una gran ovación. Se había pedido a los miembros del Congreso que no dieran la mano al papa o le pidieran selfies. Sin embargo, el papa se acercó para saludar al Secretario de Estado John Kerry. Más de 50.000 personas siguieron el discurso del papa desde las afueras del Capitolio. Al terminar su intervención, el Papa se asomó a los balcones y bendijo a EEUU en español.