El inconsciente femenino según Grete Stern
El Circulo de Bellas de Artes de Madrid muestra los fotomontajes surrealistas de la fotógrafa Grete Stern


Madrid
Sueños de peligro, de animales, de cansancio, de desdoblamiento. Sueños sobre abismos, sobre el fracaso. Sueños cósmicos, sueños de peces, de persecuciones, de muerte, de escaleras, sueños de trenes. Una mujer observa con temor desde la orilla cómo emerge del mar un tren con cabeza de saurio.
'Sueños' es el título de una exposición que acoge en el Círculo de Bellas Artes de Madrid 46 de los 140 fotomontajes que Grete Stern (Alemania, 1904) hizo para la revista argentina y femenina 'Idilio'. Trabajos en los que Stern interpretaba los sueños que las lectoras enviaban por carta a la revista, dirigidas a un consultorio llamado 'El psicoanalista le ayudará'. Pero en el trabajo de Stern hay más lecturas, más allá de lo freudiano y del surrealismo presente en sus imágenes: "Leemos, entre otras muchas cosas, pulsiones, leemos represión y leemos, evidentemente, el patriarcado", señala Juan Barja, director del Círculo.


Grete Stern estudió artes gráficas en Stuttgart y fotografía en la Escuela de la Bauhaus, donde conoció al fotógrafo argentino Horacio Coppola, con quien se casó en 1935. Al año siguiente, la pareja se trasladó a Buenos Aires, donde Stern vivió hasta su muerte, en 1999.
En 1948 comenzó su colaboración con la revista 'Idilio' elaborando estos fotomontajes en los que volcó una mirada irónica y compasiva sobre las mujeres de su tiempo. En uno de ellos, una mano masculina sujeta un pincel común, pero de su extremo no salen cerdas, sino una cabeza femenina, y su cabello se dobla sobre la pared.
A pesar de publicarse todas las semanas durante tres años, los fotomontajes de Stern fueron "completamente ignorados en su época. Por un lado, la mala reputación de revistas como Idilio contribuyó a ello; por otro, la crítica fotográfica en los medios masivos no existía", explica en el catálogo de la exposición Luis Priamo, estudioso y experto de la fotografía argentina. Quizá Stern tampoco le dio demasiado valor a su trabajo y sólo conservó un tercio de los negativos, los únicos que existen y que pueden verse en esta exposición.




