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ATLÉTICO DE MADRID

La importancia de llamarse Koke

El canterano rojiblanco es pieza fundamental en el estilo ‘cholista’ y el equipo le ha echado de menos en su ausencia

Koke Resurrección, durante el entrenamiento del Atlético / J.P.GANDUL EFE

Madrid

Fue en verano. Simeone, que no suele individualizar ni regalar elogios que no sean colectivos, lo dejó muy claro: “En el Atlético solo hay insustituibles Godín, Koke, y poco más…”. Y es que el canterano siempre ha sido uno de los ojitos derechos del entrenador. “¿Cómo Koke no era titular?”, se preguntaba el técnico cuando llegó en diciembre de 2011 al banquillo del Manzanares. Y es que el vallecano se ha ganado la confianza del técnico, del vestuario y de la grada a base de su esfuerzo, de su calidad, de sus entrenamientos, de su implicación y de su trabajo constante en el día a día.

Y se preguntarán a qué viene este torrente de elogios hacia la figura del ‘6’ rojiblanco. Koke se lesionó en Ipurua, lesión muscular que le dejó en la caseta en el descanso de aquel partido con empate a cero en el marcador. La victoria posterior y el buen rendimiento de los cambios con la inclusión aquel día de Fernando Torres y Correa eclipsaron la importancia que tendría en el futuro la baja del canterano. Y desde ese día el Atlético ganó sin brillantez al Getafe y encadenó dos derrotas ante Villareal y Benfica, ahora casi olvidadas por la locura de la segunda parte del derbi que hizo a los atléticos volver a coger aíre. Pero sobre todo desde ese día Griezmann es un poco menos ‘Monsieur Antoine’, y qué decir de Óliver Torres algo descolocado y perdido sin posición fija.

Y es que tanto Griezmann como Óliver echan mucho de menos al pequeño de los Resurrección. Con él, las triangulaciones son constantes, los pases cortos un hecho, la posesión de balón un privilegio y sobre todo la profundidad en busca de las espaldas de la defensa de la que también se benefician Fernando torres o Yannick Carrasco se echan de menos en la Ribera del Manzanares. Tanto es así que Simeone tuvo que variar su idea inicial de pretemporada darle galones y rol de mediocentro a Koke cuando comprobó que los compañeros crecían en torno a él cuando seguía de interior en un costado, dejando lo del mediocentro para una emergencia.

Koke entrena en el Calderón / J.P. Gandul

Koke es vital en el Atlético. Incluso cuando está mal físicamente como en el último tramo de la temporada pasada, sigue siendo el faro y referente de los colchoneros. Es el hombre del balón parado, es el hombre del pase imposible al hueco, cada vez aparece más con goles en partidos decisivos, pero sobre todo es una de las voces autorizadas del vestuario y timón del ‘cholismo’ toda vez que se han marchado gente de carácter como Raúl García.

La previsible vuelta de Koke tras el parón de selecciones es la mejor noticia para el Atleti que en plena 'mutación de piel', en plena búsqueda de estilo, en plena adaptación de los nuevos y jóvenes jugadores, mantiene tras un calendario complicado su posición nobel en la tabla muy cerca de los grandes aspirantes de los títulos.

Vuelve Koke, vuelve el fútbol, vuelven las triangulaciones, vuelve el pase al espacio, vuelve el balón parado, vuelve la sonrisa de ‘Monsieur Antoine’, vuelve la complicidad y genialidad de Oliver Torres… pero, sobre todo, vuelve la esencia del Atlético de Madrid

 
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